A día de hoy, Silleda suma en su padrón 8.840 habitantes, pero en realidad cuenta con un millar más. Un millar que no está empadronado y que, aunque sí paga sus tributos directos en el concello (basura, IBI), disfruta de servicios que se prestan con todos los tributos directos e indirectos que ingresan las arcas locales gracias a, precisamente, el número de empadronados. Por eso, el gobierno de Manuel Cuiña pone en marcha la campaña Empadrónate en Silleda, porque en Silleda somos máis, diseñada por David Bibián y Vanessa Barcala. Consta de carteles, vídeos promocionales que se colgarán en la web y redes sociales y trípticos que se enviarán a todas las viviendas.

El regidor, acompañado por varios de los ediles de su equipo, explicó ayer que la mayoría de los impuestos indirectos del concello -las transferencias de otras administraciones- varían su cuantía en función de los habitantes. Así, en las transferencias del Estado cada habitante genera unos ingresos de 190 euros a Silleda. Si se suma esta cantidad al baremo que usan la Xunta y la Diputación, resulta que cada vecino supone, para las arcas municipales, unos ingresos totales de hasta 400 euros. De ese modo "esos 1.000 residentes que siguen empadronados en otros municipios suponen un prejuicio para las arcas municipales de unos 400.000 euros". La cantidad es muy superior a, por ejemplo, lo que se gasta en bacheos (125.000 euros) o en consumo energético (300.000).

Cuiña echa mano de la normativa y dice que la ley indica que uno debe estar empadronado en el lugar en el que reside y que, si tiene dos viviendas, ha de hacerlo en aquélla en la que pase más tiempo. Pero la norma no se aplica al ciudadano de a pie, que muchas veces no se empadrona por dejadez o porque ignora la cuestión de los impuestos indirectos.

Silleda hace tiempo que bajó de la categoría de concellos de más de 10.000 habitantes. La tenía hace dos décadas y en su primer mandato la exalcaldesa Paula Fernández Pena calculaba que si se empadronasen los que no estaban censados podría rebasarse esa barrera. Ahora, el gobierno actual no contempla pasar esa cifra, pero aspira a que, por lo menos, se censen 500 de esas personas. "Si conseguimos que se empadronen 100, ya habremos superado los costes de la campaña", cifrada en 10.000 euros, explica Cuiña. De forma paralela a la campaña, el gobierno de Silleda publicará o modificará ordenanzas "pensando un poco más en los empadronados" de forma que los que no lo están tengan que pagar, por ejemplo, para hacer uso de las piscinas.