El vecino de Silleda J.C.T, que en mayo apaleó un gato en la calle causándole severas lesiones, tendrá que indemnizar a los dueños con 935 euros para contribuir a pagar los gastos veterinarios que ocasionó la hospitalización del animal. A raíz de la agresión, el gato, que se llama Nemo, sufrió la rotura de la pata anterior izquierda, tuvo punzadas en todo el cuerpo y un pulmón encharcado de líquido. Además, la jueza titular del Número 1 de Lalín impuso una condena de dos meses de prisión, que podrán conmutarse por dos meses de trabajo en beneficio de la comunidad. La pena inicial era de tres meses, pero se rebajó un tercio debido a la intención del imputado de llegar a un acuerdo. En este punto hay que señalar que la sentencia no satisface a los dueños del animal, puesto que pedían para el imputado la máxima pena de cárcel que se estipula para este tipo de delitos, año y medio de prisión.

Hubo acuerdo entre las partes respecto a la sentencia, más que nada porque "si recurriésemos ante la Audiencia Provincial el proceso tendríamos que esperar unos tres años a que saliese sentencia, y era probable que J.C.T. saliese inocente", explica la dueña del animal, Lucía García.

El acusado, que carece de antecedentes, tendrá que correr además con las costas que suponen los honorarios de los abogados. La defensa de los dueños del gato, María Jesús Castro Batán, ha anunciado que donará los 500 euros que percibirá por su trabajo a la protectora de Peludos sen Fogar.

Los hechos que se juzgaron ayer ocurrieron el pasado 14 de mayo. El hombre se cruzó con el gato en el casco urbano de Silleda, en las proximidades de la vivienda de sus dueños. Comenzó a pegarle al felino con un palo con un objeto punzante, acorralándolo contra la verja de la vivienda. Al verse descubierto por terceras personas, arrojó el animal a unas zarzas. Los dueños presentaron una denuncia primero ante la Guardia Civil, y su versión fue corroborada por la declaración de testigos de la agresión. A día de hoy el gato todavía presenta algunas secuelas de la brutal paliza, pues "tiene muchos mocos y un ojo le lagrimea constantemente", explica su dueña.