Prisionero en Cira y benefactor de Camanzo

Escasa fue la relación entre Gelmírez y la Comarca de Deza, pudiendo destacar brevemente dos episodios puntuales ocurridos en la zona. En la actual parroquia de Cira, en el castillo levantado en el siglo XI, y reformado a principios del XII con el permiso del propio Gelmírez, el arzobispo y su eterna rival la reina doña Urraca tuvieron sus más y sus menos. Ella le retuvo prisionero entre sus paredes y mientras duró la prisión, el Arzobispo recibió ayuda del Convento de Camanzo. El castillo pasó a manos de Urraca, quien años después, hechas las paces, se lo vendió de nuevo a Gelmírez. Y en el año 1122, una vez liberado, Gelmírez concede al monasterio de Camanzo (Vila de Cruces), en agradecimiento a los servicios prestados, el diezmo del realengo entre Pazos y la iglesia de Añobre y el de las ermitas comprendidas dentro de su coto.

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