Los municipios de Deza suman en sus registros 56 perros de razas consideradas peligrosas

Las más extendidas son Rottweiler y American Staffordshire - El censo aumenta en solo dos ejemplares en los últimos tres años

Un perro de la raza American Staffordshire, en un parque de Lalín. // Bernabé/Javier Lalín

Un perro de la raza American Staffordshire, en un parque de Lalín. // Bernabé/Javier Lalín

Lalín

Desde el año 2002, un decreto estatal obliga a todos los municipios a disponer de un registro de perros potencialmente peligrosos. En la norma figuran ocho razas, que pueden ampliarse en cada comunidad autónoma. Así, en la comunidad gallega además de las estirpes que recoge el decreto (Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier; American Staffordshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu y Akita Inu) se añaden otras siete: Bullmastif, Dobermann, Dogo de Burdeos; Dogo del Tíbet, Mastín Napolitano, Presa Mallorquín y Presa Canario.

Muchas de estas razas apenas se ven en la comarca dezana. Los datos que manejan los seis registros municipales indican que están en vigor 56 licencias, la mayoría para canes American Staffordshire y Rottweiler. La cifra apenas ha crecido en los últimos años, pues en 2013 se contabilizan 54 perros. Por municipios, es obvio que el grueso se concentra en la cabecera comarcal, Lalín, ya que también aglutina la mayor parte de la población. Lalín dispone de 36 canes dados de alta en el registro: 12 de ellos son American Staffordshire, seguidos de 9 Rottweiler, 4 Dobermann, 3 Akita Inu, otros tantos Presa Canario, 2 perros de Mastín Napolitano, otros 2 Staffordshire y un Pit Bull.

La cifra ya se coloca por debajo de la decena en el resto de municipios. Silleda cuenta con 8 animales potencialmente peligrosos: 6 Rottweiler, 1 American Staffordshire y 1 Pit Bull. En el registro cruceño, figuran 7 perros, aunque dos de ellos ya fallecieron. Son 4 Rottweiler, 1 Dogo Argentino, 1 Dobermann y un cruce de Dobermann. Vila de Cruces es, por otra parte, el único de los seis municipios que cobra tarifas por expedir el permiso de tenencia de este tipo de perros. Así, la inscripción cuesta 7,80 euros, mientras que la concesión supone un desembolso de 3,25 euros. En todos los municipios, la licencia ha de renovarse por 5 años, que en el caso de Vila de Cruces significa tener que pagar 2,60 euros.

En cuanto a los concellos pequeños, el alta de perros de razas consideradas peligrosas es desigual: en Agolada constan 6 ejemplares, de los que 4 son American Staffordshire, 1 es un Dobermann y el otro un Rotweiler. Rodeiro cuenta con un único animal dado de alta, y el dueño de otro perro está en trámites de conseguir la licencia. Dozón, por su parte, carece de altas en su registro.

Como dijimos, la cifra apenas creció desde 2013, pero también es cierto que sí aumentó este año con respecto a 2012, cuando se contabilizaron solo 35 animales. Ello hace pensar que, en la práctica, existen más animales de los que figuran en los registros, con lo que se podría estar incurriendo en una ilegalidad al obviar las pautas que marcan tanto el decreto estatal como el gallego. La normativa autonómica considera como razas potencialmente peligrosas a las 17 mencionadas anteriormente, ya que son las idóneas para el adiestramiento, la guardia y defensa.

Trámites

Pero también es necesario conseguir una licencia si se desea tener en casa a canes que tienen una agresividad muy marcada o que fueron adiestrados para estas cuestiones o que protagonizaron algún episodio de agresiones a personas o de ataques a otros animales.

El dueño de estos canes debe tener la licencia administrativa que concede el ayuntamiento en el que reside, así como un seguro de responsabilidad civil con una cobertura mínima de 125.000 euros, que se renovará todos los años. Una vez obtenida la licencia, debe inscribirse en el registro municipal en el plazo de 15 días. El animal tiene que estar identificado con microchip antes de cumplir los tres meses de vida o antes de cumplir un mes con su nuevo dueño. Todos los datos del dueño y del can pasan al registro autonómico, al que hay que comunicar cualquier variación como la castración del animal.

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