Acabó siendo profesor de la Universidade de Vigo "un poco por casualidad" después de caer en la rutina de los proyectos llevados a cabo en Lalín: "Se hacía mucho dinero pero no me llenaba", afirma. Hoy, Manuel Pérez Donsión, reconoce que no le apetece nada jubilarse porque se lo pasa en grande con sus alumnos. Está a punto de publicar su último libro dedicado a la calidad de energía eléctrica.

-¿Cómo fue su llegada al campus vigués como docente?

-Fue de esas cosas que, a veces, haces en la vida y que te marcan totalmente. Iba con una prima, que venía de Buenos Aires y a la que le estaba enseñando las Rías Baixas, y cuando estábamos enfrente de la escuela de ingeniería, que entonces eran unos barracones en la calle Torrecedeira de Vigo, aparqué allí, crucé la calle y pensé en no presentar la solicitud para entrar. Fue ella la que me dijo que, ya que estaba allí, la presentara. Nos presentamos tres y, al final, me la dieron a mi. Y de eso ya hace 34 años.

-¿Cuántas obras lleva publicadas dedicada a su especialidad?

-Este último, que se considera de régimen interno, creo que hace el sexto. Yo soy evaluador de proyectos del ministerio de Educación y, también, de la Agencia Nacional de Evaluación y Perspectiva (ANEP), pero en el 2003 con un grupo de gente de las universidades de Oviedo, Cantabria y Sevilla planteé un proyecto al ministerio que nos lo concedieron. Durante cinco o seis años surgió otro más. Uno de los objetivos era, para difundir los resultados, traer un congreso internacional que ya va por la duodécima edición y al que asiste gente de 65 países.

-¿Le gusta publicar o prefiere pasar a la práctica?

-Me gusta publicar. Lo que pasa es que estoy metido en temas burocráticos. Fui jefe de talleres y laboratorio en la escuela en el año 83, después director de investigación, secretario del departamento y, también, director de la escuela durante siete años. Incluso me han ofrecido varias veces el vicerrectorado pero siempre les dije que no.

-¿Por qué dice que ahora ya no le apetece tanto jubilarse?

-Ahora tengo 60 años, y cuando mi hijo era pequeño siempre decía que cuando mi hijo hiciera la carrera yo me iba a jubilar. Él terminó Derecho y no me gusta nada la idea de dejarlo porque lo paso fantástico con mis alumnos. Jamás disfruté tanto impartiendo clases como de un tiempo a esta parte en la escuela de industriales.

-Convénzame de por qué los gallegos pagamos tanto por la electricidad cuando exportamos energía.

-Hasta el BOE reconoce que somos uno de los países de Europa que está muy por encima de la media de lo que se paga por la energía eléctrica. Es curioso porque si tú ves el BOE del 27 de diciembre del año pasado aparece que la ley del sector eléctrico dice que las empresas eléctricas tienen una deuda acumulada de 26 mil millones de euros, que se dice pronto. ¿Qué es lo que pasa, entonces? Galicia es el país de los mil ríos, como sabes, con hidráulica y eólica y, la verdad, es que no se entiende ni es explicable que suceda.

-¿Considera que ya existe una cultura de ahorro eléctrico o todavía hay que explicarle a la gente cómo tiene que hacer para no consumir más de la cuenta?

-Hay dos temas fundamentales en este aspecto. Uno de ellos es buscar cada vez equipos más eficientes y el otro es concienciar a la gente de que ahorre. Pero yo creo que no ahorramos lo suficiente. Y no se hace por costumbre. La gente tiene la luz encendida y no repara en ello porque te parece que es gratis, aunque te lo carguen en el banco. Es algo difícil porque el tema de la concienciación ciudadana siempre es complicada, como pasa con el agua. Son hábitos que deberíamos cambiar porque es una energía que no se paga, no contamina y es lo mejor que se puede hacer. Yo creo que tiene que ser la administración la que realice esa labor de concienciación en la ciudadanía y eso no es fácil porque lleva tiempo.

-La llegada de la electricidad le cambió la vida a la humanidad y, sin embargo, parece que ahora es tan común que hasta le hemos restado importancia. ¿No le entristece?

-Fíjate si ha sido importante en nuestras vidas que cuando murió Edison, en Estados Unidos le quisieron hacer un homenaje que consistía en suprimir la electricidad en todo el país durante un minuto. Pues, no pudieron hacerlo. Entonces les resultó imposible porque no existían los avances de ahora y hospitales y demás no podían quedarse sin suministro eléctrico ni siquiera un minuto. Ahora damos por supuesto que tenemos electricidad siempre. Cuando era pequeño cogía unos cabreos cuando veía la serie de televisión Bonanza cuando a la tele en blanco y negro se le iba la imagen y había que esperar a que volviese para seguir viendo el capítulo. Hoy en día eso ya casi no pasa, afortunadamente.

-Sin embargo, cuando te falta la luz se te viene el mundo encima, incluso en la actualidad.

-Es que si te empiezan a fallar todos los sistemas estás copado. Lo que pasa es que hoy en día ya exigimos que sea una energía de buena calidad porque somos muy conscientes de que cuando tiene buena calidad afecta a nuestros equipos en la vida útil, y eso nos supone dinero. Hoy las empresas están cada vez más automatizadas y cuando le falla el suministro eléctrico es un desastre. Imagínate lo que supone eso para una factoría como la de Citroën en Vigo con toda la robótica que utilizan. Tuvieron que buscar métodos para evitar esos huecos, claro.