Como cada último sábado de agosto durante estos 15 años, el lugar de Codeseda, en la parroquia lalinense de Doade, regresó al pasado de nuevo gracias a la Malla Tradicional, organizada por el Museo Casa do Patrón. Cientos de personas, tanto lugareños como foráneos atraídos por la singularidad de esta cita, no quisieron perderse ayer esta recreación de las costumbres y oficios agrícolas de antaño. Entre ellos también se encontraban diversas autoridades como el alcalde de Lalín, José Crespo, o su hermano y el director xeral de Desenvolvemento Rural, Antonio Crespo. La jornada de celebración dio comienzo a media mañana con la apertura al público de la docena de puestos de artesanos llegados de diferentes puntos de toda Galicia. Desde cestos y sombreros, pasando por instrumentos tradicionales y hasta miel casera eran algunos de los productos que permanecían expuestos a la venta. Tampoco faltó la ya habitual exhibición de vehículos antiguos, cortesía de la empresa Cuiña.

Apenas faltaban unos minutos para el mediodía, cuando el grupo de gaitas local Os Trasnos ofreció un pasacalles con el que, además, se dio la bienvenida a los vecinos que, ataviados con trajes de época, participarían en la representación de la malla. Seguidamente, de la mano del ya colaborador habitual de este evento Maximino Míguez, se hizo una demostración de varios motores, con alguna pieza datada incluso de la década de 1880.

El plato fuerte de la jornada, como no, fue la recreación de la malla en sus diferentes modalidades, haciendo así un repaso a la evolución de esta labor agrícola a lo largo de la historia: á pedra, con males y con máquinas. Al igual que en anteriores ocasiones, se puso en marcha uno de los grandes atractivos de esta cita: un gasógeno. Inventado en Francia en los años 20, fue muy utilizado durante la postguerra debido a la escasez de combustible. Asimismo, la principal novedad de esta 15ª edición consistió en la incorporación de la modalidad con tractor, considerada como la fase previa a la cosechadora actual, y durante la que incluso el propio regidor lalinense se animó a participar como un vecino más.

A continuación, se ofreció a los asistentes un pequeño ágape a base de vino, pan hecho en el horno de leña y queso de Lalín, al ritmo de la música de Juan París. Tampoco faltaron los premios al hombre y a la mujer mejor vestidos de época, que este año recayeron en Hortensia Taboada (de Zobra) y, precisamente, el propietario del mencionado gasógeno, Antonio Álvarez (de la parroquia ourensana de A Valenzá), dotados ambos con un vale para dos personas en el Spa Via Argentum de Silleda. Además, se sortearon dos lotes de productos donados por los artesanos.

Tras el almuerzo de confraternidad bajo una carpa instalada para proteger a los comensales del intenso calor que acompañó durante la jornada, la música ocupó el resto de la tarde. A las actuaciones musicales anteriormente citadas, se sumó un grupo de acordeones de Vila de Cruces. Juegos populares completaron el programa.