"Muy molestos". Así se mostraron ayer representantes de la junta local de zona de la concentración parcelaria de Insua, Duxame y Portodemouros en una reunión con el alcalde de Vila de Cruces, Jesús Otero. Los vecinos llevan "años" esperando a que la Xunta remate la red de caminos que, aseguran, sigue inconclusa. El regidor considera "justas y necesarias" sus reivindicaciones y mediará entre las partes para tratar de que el problema se resuelva. De hecho, ya ha iniciado los trámites ante los pertinentes departamentos autonómicos.

Los afectados sostienen que hay varias pistas todavía sin abrir y que han quedado mal comunicados dos núcleos, donde es difícil el acceso de los camiones de recogida de la basura municipales, así como de cualquier otro vehículo de cierta tonelaje y dimensiones. Una de sus reclamaciones es la apertura de un nuevo vial de entrada al lugar de Castro, en Santo Tomé de Insua, que da acceso también a la iglesia parroquial. La pista actual "no es compatible" con el paso de este tipo de vehículos, según recoge la memoria de las obras presentada ya a la Xunta. Camiones de recogida de leche, de reparto de pienso, de empresas madereras o incluso un autobús tiene difícil la circulación en este punto e "incluso vehículos pequeños tienen dificultades para pasar" debido a que "el trazado tiene un ancho de firme de poco más de tres metros, presenta tres curvas muy cerradas, a lo que se añade la elevada pendiente", detalla la memoria.

La solución propuesta es la ejecución de un camino que parte de las proximidades de la iglesia y va hasta la pista de concentración parcelaria ya existente. Tendría una longitud de 97,99 metros lineales, con una plataforma de ocho metros y una calzada de siete metros en triple riego asfáltico. El vial atravesaría un riachuelo ,por lo que para salvarlo se colocarían marcos prefabricados de hormigón armado. Para su apertura será necesaria la retirada de vegetación herbácea y la construcción de un terraplén.

El templo parroquial forma parte del inventario general del patrimonio cultural de Galicia y, en consecuencia, cualquier actuación en su entorno precisa de previa autorización de la Consellería de Cultura. Y aquí topan el escollo los vecinos. Este organismo considera que desde el punto de vista de la protección del patrimonio, la intervención propuesta "debería informarse desfavorablemente" puesto que "supone una alteración importante del contorno natural de los elementos protegidos" puesto que, según argumenta, se generarían unos taludes "que interrumpirían la apreciación del conjunto eclesiástico tal y como está en la actualidad, ingerido en su entorno natural".

Los vecinos discrepan y piden que un técnico de Patrimonio se acerque a la zona para que estudie la situación sobre el terreno. El alcalde recuerda que el propio párroco, Andrés Trinquete, forma parte de la junta de zona de concentración. "Nosotros desde la Administración decimos que no se puede dejar un lugar sin acceso. Son reclamaciones de hace tiempo y entendemos que se deben cumplir, no vayamos a quedar peor de lo que estamos", defiende Otero.