El geógrafo lalinense Antonio Presas localizó hace unas semanas una curiosa pieza en montes de la parroquia de Soutolongo que, a falta de determinar su función, cree que podría tratarse de un afilador del período Neolítico o Postnneolítico. El exhaustivo informe y la roca metamórfica será remitida a la Dirección Xeral de Patrimonio para que un especialista pueda realizar un análisis más concreto.

Presas, que días atrás halló indicios de un segundo castro en la parroquia de Cristimil, expone que este objeto "indeterminado" podría ser un afilador del Neolítico o quizá un elemento utilizado para afirmar la zona cortante de hachas primitivas. El lugar del hallazgo es un camino de tierra con servidumbre de fincas de monte. El afilador estaba en un lateral de un camino, muy transitado por maquinaria agrícola, a unos 45 metros de una pista asfaltada que une los lugares de Vilar (Soutolongo) con Ramil, en Gresande. La zona recibe el nombre de Monte de As Chairas" y está a 565 metros de altitud. El objeto descubierto "casualmente" apareció semienterrado y se supone que por encima del afilador pasaron animales y máquinas a motor, aunque no turismos al ser un camino de servidumbre estrecho.

La roca metamórfica es de color azul oscuro, abundante según Presas en las parroquias de Vilanova, A Xesta, Moneixas y Lalín. También aparece este material en las zonas de deposición fluvial del río Asneiro como las "terrazas" de Soutolongo de Abaixo y el Prado do Conde, cerca de la PO-534 sobre el río Asneiro, entre Soutolongo y Botos. Tiene unas medidas de 8 centímetros de ancho y 4 de grosor. El investigador lalinense repara además en que no existe una simetría frontal, una vez que las caras de la roca fue sometida a un intenso desgaste a consecuencia de los afilados. La curiosidad de esta pieza es precisamente su uso, pues estos objetos eran elaborados en ocasiones en función de la creatividad personal de sus usuarios. Así, Presas sostiene que los "rozadores" llevarían esta roca para sus herramientas a modo de piedra de afilar, aunque no se conozcan a día de hoy este tipo de "afiadores" ni se conserven en museos etnográficos. En todo caso el trabajo del hallazgo sí acabó con fortuna, aunque se tratase de una cuestión en la que la casualidad tuvo mucho que ver, pues no son comunes estas piezas. Ahora corresponde a técnicos -Presas plantea que podían ser arqueólogos del Museo de Pontevedra- los que ofrezcan una respuesta a estas incógnitas iniciales.