Tiene 84 años y vive solo en un piso de la calle Calzada, aunque una sobrina de Santiago lo visita con regularidad y a veces pasa temporadas con ella en Compostela. J.L.G., además, cuenta con la ayuda de una mujer que cuida su vivienda tres días por semana. Ayer, esta vecina se desplazó al piso para realizar sus labores y, al no poder abrir la puerta, alertó a la Policía Local. Al contactar con dicha sobrina para confirmar que no estaba con ella, los agentes decidieron alertar a los Bomberos de Deza. Los efectivos accedieron al primer piso y pudieron abrir una ventana. Desde allí vieron un cuerpo, tapado totalmente con las mantas e inmóvil. Al pensar que el anciano había fallecido, alertaron a la médico forense, que permitió que los bomberos entrasen en el cuarto pero no que tocasen el cuerpo. Fue entonces cuando se percataron de que el anciano estaba profundamente dormido. De nuevo, llamada a la forense para avisarla de que no había ningún fallecido, y otra alerta a una ambulancia por si había que trasladar al varón a algún hospital. Éste se levantó de cama sin ninguna dificultad y, ante las preguntas de por qué los vecinos no lo habían visto en los últimos cuatro días, solo respondió "Estuve en Argentina", ya que oye con mucha dificultad. De hecho, ni se percató del timbre ni de la entrada de los bomberos. Es la segunda vez que se activa un dispositivo similar en esta casa.