"Cuando un libro gallego se traduce, poco importa el autor. Importa que se sepa que es de un país que tiene una lengua y una cultura propias". De este modo, haciendo gala de su modestia y a la par de su galleguismo, el insigne escritor cruceño Xosé Neira Vilas iniciaba ayer en A Estrada el repaso de los hitos alcanzados por su novela Memorias dun neno labrego, en el acto organizado por el Concello de A Estrada para conmemorar el 50 aniversario de su publicación.

Convertida ya en una obra de la literatura universal –en palabras del secretario xeral de Política Lingüística, Anxo Lorenzo– la novela alcanza ya su trigésimo primera edición, gracias a Editorial Galaxia. Su director general, Víctor Freixanes, calificó de "inmenso honor" incorporar al autor cruceño a la nómina de escritores que ya forman parte de la colección Biblioteca de Autor de Galaxia, como Otero Pedrayo, Blanco Amor, Castelao o Fernández del Riego. Es una colección de clásicos en la que Neira Vilas entra, por méritos propios, haciendo historia al ser el primer escritor vivo que alcanza tal reconocimiento.

Tal vez por eso, haciendo gala de su buen humor, Neira Vilas volvió ayer a pedir "disculpas por estar vivo", cuando reconocimientos como el de ayer solo suelen alcanzarlos escritores ya fallecidos. Miembro numerario de la Real Academia Galega, doctor Honoris Causa por las universidades de A Coruña y La Habana, Premio de la Crítica Española en narrativa, Premio da Crítica Galega en ensayo, medalla Castelao, Pedrón de Ouro, Premio San Martiño, pregonero de la Festa do Salmón de A Estrada y mantenedor del Premio Reimóndez Portela, el autor quiso recordar ayer a los numerosos estudiosos y traductores de su obra. No en vano, posibilitaron que las vivencias de Balbino en Memorias dun neno labrego se hayan traducido a lenguas tan dispares como el español, el inglés, el francés, el alemán, el ruso, el chino, el sueco, el catalán, el vasco, el búlgaro, una lengua maya y, muy recientemente, el esperanto. Asimismo, la obra también fue editada en sistema braille.

Es el libro más leído de la historia de la literatura gallega y también el más traducido. En 2009 alcanzó los 600.000 ejemplares vendidos. Es, según Freixanes, uno de los 3 mayores "best sellers" de la literatura gallega. De este modo, según el director xeral del Libro, Bibliotecas e Arquivos, Francisco López-Barxas, su protagonista se ha convertido en el "Harry Potter de nuestra literatura en gallego". Por eso, la Xunta prepara ya una exposición de las primeras ediciones de la obra que llevará a las bibliotecas y centros escolares de Galicia.

Las vivencias de ese niño de aldea en el que el director xeral de Desenvolvemento Rural, Antonio Crespo Iglesias, afirmó ayer verse reflejado seguirán formando a los niños, al "futuro" de Galicia. También Lupe Rodríguez Silva, la "edil estradense del Concello de Santiago" –en palabras del alcalde de A Estrada, José Antonio Dono– afirmó verse identificada en el libro, que le refrescan los recuerdos de su niñez en Tabeirós (A Estrada). Rodríguez destacó que Dono logró que A Estrada esté "en el primer plano de la cultura de Galicia". En la misma línea, Freixanes elogió que A Estrada vea la cultura como "una inversión y un factor económico", que le dota de personalidad y motiva que le distingan.

Por su parte, el alcalde de A Estrada elogió ayer los valores que transmite la novela, en la que se centró el club de lectura de Navidad en A Estrada, dirigido por Kim Llobet. Los niños que se dieron cita en esta iniciativa lograron ayer un valioso premio: la dedicatoria de Xosé Neira Vilas. Este expresó su agradecimiento al Concello, a las autoridades presentes, al club de lectura y a sus numerosos amigos de A Estrada, especialmente a los del "colegio de O Foxo" como Rosa Ferreira o Xosé Luna. Recordó los vínculos que siempre tuvo con A Estrada: de niño estuvo en su feria con su madre, en la villa compró su primera bicicleta y, además, fue amigo del escritor Manuel García Barros, del alcalde Mario Blanco y del "médico de los pobres" y también alcalde, Manuel Reimóndez Portela. Recordó, además, que Memorias dun neno labrego incluye un topónimo estradense: Orazo) Y quiso evocar a la primera lectora del libro –tras el camarero del café–donde lo escribió, Anisia Miranda. Fallecida hace 15 meses, fue su compañera, le acompañó en la entrega de la novela a Rafael Dieste y, sobre todo, fue su gran amor.