Alrededor de dos meses es lo que la Lotería de Navidad lleva en las calles de Deza. Sin embargo, los que más se percatan del asunto no son los vecinos de la comarca, sino los veraneantes y turistas que disfrutan en estas tierras del período estival.

Según las administraciones y los puntos de venta, es la gente que está de paso la que ya se ha hecho con algún boleto. La mayor parte de los responsables de los establecimientos en donde se dispensan los décimos de lotería coinciden en que, a estas alturas del año, son las personas que vienen de fuera, bien emigrantes que pasan las vacaciones en su tierra natal o la visitan durante las fiestas del pueblo, bien aquellos que pasan por la zona o bien algún peregrino en su ruta hacia Santiago de Compostela los que se deciden a adquirir alguna lotería "por si acaso". En las administraciones dezanas, afirman que lo habitual es que compren además en cantidad puesto que la llevan para regalar entre amigos y familiares de su lugar de residencia, para repartir suerte o para atraerla. Por ello, es habitual que se dejen entre 200 y 300 euros por persona en lotería o que encarguen series completas como sucede por ejemplo en la Administración Nª 2 de Lalín, en la que, según su responsable, "xa levamos todo o verán vendendo moi ben", opinión que comparten con la Administración Nª 1 del mismo municipio y el Bar Ramón, en Vila de Cruces. Sin embargo, desde la administración trasdezana informan de que no despachan tanta como el año pasado, y desde el Bar Currás en la capital dezana, aseguran que "se nota cierto bajón –en las ventas–, todo está un poco más parado". Según parece, la ilusión también entiende de crisis.

Muy diferente es la costumbre de los vecinos de la comarca, que esperan hasta el último mes del año para comprar la lotería, y la mayor parte incluso a la semana del sorteo. Según aseguran algunos de los responsables de los puntos de venta, los del lugar, "sempre esperan á ultima hora, pero logo non lles gusta que non quede o número que desexan".

Y es que cuando el azar juega con números y dinero las manías y supersticiones más curiosas salen a la luz. En los bares que venden este tipo de apuestas es menos común, puesto que hay menos combinaciones entre las que elegir, sin embargo si que hay quien no deja pasar el sorteo navideño sin adquirir al menos un par de décimos "en el bar de toda la vida" apostando por el "número de siempre".

La mayor parte de las anécdotas suceden en las administraciones, cuando el comprador puede elegir las terminaciones, y comentan o realiza los rituales que atraerán a la suerte Los repartidores de ilusión y, como no, alguna que otra frustración, cuentan que, desde siempre, los números más vendidos son los terminados en siete y en cinco, seguidos de los que rematan en tres y en ocho. Este año, el número cero está arrebatando el protagonismo a estas cifras, puesto que según la terminación del año, las ventas aumentan para los décimos que coincidan con ella, y esta vez, le toca el turno al redondo.