Mónica G. Alonso / AGOLADA

La parroquia agolense de Ventosa se vio ayer amenazada de nuevo por un fuego, probablemente intencionado, que arrasó una superficie de unos 8.000 metros cuadrados de pinar en el lugar de Pedriña. Los equipos de extinción precisaron cerca de 5 horas de trabajo para apagar el incendio y regar la zona con el fin de evitar que se reavivasen las llamas. El bosque quemado se encontraba próximo a especies arbóreas autóctonas que, afortunadamente, resultaron intactas.

Hasta el lugar se desplazaron a primera hora tres vehículos motobombas de Agolada, Lalín y Vila de Cruces y dos retenes contra-incendios, uno de ellos de Silleda y otro del municipio de Rodeiro, además de un guarda forestal. Llegaron a las 9 de la mañana y lograron extinguir el fuego alrededor de las 13.50 horas, en que daban parte de los daños ocasionados.

En la extinción del fuego también fue precisa la intervención del helicóptero del Parque Intercomarcal de Bomberos, con base en Silleda.

Para llegar hasta el foco, cuya humareda era visible desde la carretera que comunica Agolada y Rodeiro, los equipos anti-incendios de la Xunta tuvieron que adentrarse por una pista forestal hasta un prado.

Con éste son ya varios los incendios que han dejado extensas cicatrices negras en la zona este verano, que no se ha escapado de la quema incentivada por la sequía, al igual que sucede en el resto de los municipios dezanos. A poca distancia del fuego que fue controlado a mediodía de ayer, ya ardiera otra superficie de monte raso la tarde del pasado sábado día 6.

En medio de los trabajos uno de los operarios de una cuadrilla tuvo que retirarse de forma temporal a causa de un corte de digestión (después de haber ingerido dos manzanas) y otro de los efectivos debió cambiarse de ropa al empaparse, en un despiste, con el agua que salió a presión de una de las válvulas de una motobomba. La mojadura sirvió de punto de distensión y broma. Una anécdota que acabó con un improvisado tendal.