Dos soldados silledenses, Alejandro Parga y Miguel Cibreiro, se encuentran destinados en Afganistán con sus compañeros de la Brilat pontevedresa y vivieron con cierta cercanía la fatal tragedia del helicóptero, ya que tenían un par de amigos entre los 17 fallecidos e incluso conocían bastante a cuatro o cinco más.

Los trasdezanos no se encontraban en las proximidades del lugar del accidente cuando éste ocurrió, pero las noticias del suceso que llegaron a sus familias, de Chapa y Abades, en la mañana del martes las dejaron intranquilas hasta que se pusieron en contacto con ellas. Por ello, el teléfono se ha convertido en estos días en el bien más preciado tanto para este par de militares como para sus parientes.

Alejandro Parga apenas tardó tres minutos en telefonear a casa desde que su abuela y su madre se enteraron del siniestro. "Non tardou nin tres minutos en chamar e fíxoo catro veces en todo o día e dúas no de hoxe -por el pasado miércoles", explicó su abuela, Avelina Varela, con la que vive junto a su madre. Paulino Cibreiro, taxista de Silleda y residente en la zona de Bazar, reveló que fue él quien se enteró de la noticia escuchando la radio en su vehículo y, aunque hubo cierta intranquilidad -"foron momentos moi duros", reconoce-, la resolvió su hijo telefoneando pocos minutos después de las once de la mañana.

Aumenta el ánimo

"De ánimo estaba ben. Díxoo que o primeiro momento foi o peor, pero como chama tódolos días imos vendo que está millor, tanto el como os seus compañeiros, e que xa están algo máis animados", comentó Cibreiro, que reveló que su hijo vio al ministro de Defensa, José Bono, en la visita que éste efectuó al campamento el pasado miércoles. Por su parte, Avelina Varela, que reveló que los dos trasdezanos son muy amigos desde niños, comentó que su nieto "non está preocupado, de feito parece moito máis tranquilo ca nós e sempre chama para dicirnos que todo está ben".

Ambas familias han mantenido cierto contacto estos días para informarse del estado de estos dos jóvenes, pero los datos que ambos les enviaban telefónicamente eran muy parecidos, circunstancia que, añadida al paso de los días, ha conferido una mayor tranquilidad.

En principio, los dos silledenses deberán volver a su base en Pontevedra el próximo 18 de octubre, ya que ésta era la fecha prevista para que concluyeran su misión humanitaria en Afganistán, un viaje del que las familias recelaban un poco, pero que ellos siempre quisieron hacer. "Metéuselle o exército na cabeza e incluso deixou o seu traballo para ir. Está completamente mentalizado e cando lle dixeron o de Afganistán nin sequera nos escoitou e insistiu en que era unha oportunidade única", comentó Avelina Varela, la abuela de este joven de 20 años.