Despliegue goleador bajo la lluvia (4-1)
Charly, Yelko, Dálisson y Rufo consolidan la ventaja de un Pontevedra fuerte en el liderato

Celebración de gol del Pontevedra ante el Compostela. / Rafa Vázquez
Menos de una semana le duró la resaca copera al Pontevedra, que demostró una vez más en Pasarón estar un escalón por encima del resto gracias a una contundente goleada por cuatro goles a uno al Compostela, en el regreso de Brais Abelenda a las filas granates.
Con múltiples variaciones en el esquema habitual de liga debido a las sanciones de Pelayo y Samu Mayo, que permitieron la entrada en el once de Rares, el Pontevedra comenzó el encuentro dejando claro su plan para neutralizar al Compostela, con el dominio del balón como bandera.
En un campo resbaladizo y encharcado por la lluvia, los granates tardaron varios minutos en sentirse cómodos y hacer llegar con garantías el balón al margen derecho, donde Dálisson y Xabi Domínguez concentraban todo el peligro inicial. Por su parte, el Compos confiaba en ralentizar el partido y buscar también a sus extremos, dispuestos a servir balones al punta Cinta. El primero que le llegó lo despachó con confianza Mario Gómez.
La superficie de juego, con el balón evacuando agua en prácticamente cada situación, dio pie a muchos controles erráticos y alternancia en la posesión, al mismo tiempo que Domínguez seguía siendo el cuchillo para los locales, que merodearon el área en varios lances antes de que el encuentro cumpliese el cuarto de hora.
En esa línea, la construcción de juego de los de Yago Iglesias, siempre tan pulida en sus conexiones, carburaba a trompicones, dejando por el camino las ventajas que suele generar. Así ganaba oxígeno el Compostela, conforme con capear el temporal, jugar lo menos posible y legarlo todo al empate o a que su momento llegara en un balón largo.
Fue en ese momento, rozando la media hora de acción, cuando la fortuna empezó a sonreír al Pontevedra. Un disparo en el borde del área de Xabi Domínguez impactó en la defensa compostelana y Charly, más listo que ningún rival, supo rebañar el balón en el punto de penalti para batir a Rabanillo y adelantar a los suyos.
El gol, recompensa de la insistencia, elevó la intensidad granate ante un Compostela que se veía obligado a cambiar su esquema por la lesión de Cinta, dando paso a una dupla con Matos y Barreiro en punta, abocados los visitantes a jugar casi sin extremos.
Era precisamente por las bandas, sobre todo por la derecha, donde el Pontevedra seguía sacando petróleo, gracias a buenas combinaciones de Yelko con Garay o Fontán con Xabi que avecinaban el 2-0.
El paso por vestuarios situó al Pontevedra en la mitad del campo menos castigada y el juego de los granates se reforzó gracias a ello, con una primera oportunidad de gol desde fuera del área de Dálisson que hacía temer a la tibia defensa compostelana. Así, percutían a placer los extremos granates, que llegaban al área rival con facilidad, mientras que el Compostela se replegaba de nuevo para esperar su momento.
Y fue por las bandas de nuevo por donde los blanquiazules sacaron rédito, con un Manu Rivas que rebañaba un mal rechace de Héctor para poner las tablas.
No obstante, el reto de deshacer el empate le duró poco al Pontevedra, que en el primer envite que tuvo tejió una asociación a las mil maravillas entre el recién entrado Brais Abelenda y Yelko Pino. En su primera jugada, el nuevo fichaje granate, ubicado en punta en sustitución de Charly, controló de espaldas en el margen derecho del área para encontrar solo al «diez» vigués, que definió a la perfección con un gran disparo con el exterior.
Con los lerezanos otra vez por delante, el partido abrió las puertas al caos y a la verticalidad, dadas las necesidades del Compostela por empatar y del Pontevedra por sentenciar. Tardaron los de Iglesias en templar de nuevo el partido, pero cuando lo hicieron, fueron capaces de castigar con creces a un rival desarbolado.
Emergió entonces el pundonor de Álex González, que de un robo en su propia área montó una contra en la que Dálisson y Rufo le acompañaron. El capitán esperó al momento adecuado para asociarse con su paisano cántabro, que con un gran disparo al palo contrario logró el tercer tanto granate.
La puntilla corrió a cargo de Rufo, habilidoso en su clásica pillería para superar a Rabanillo en el mano a mano convertir el cuatro a uno.
Con este triunfo, el Pontevedra aguarda el próximo fin de semana en Pasarón a su gran rival por el título, un Numancia al que aventaja en tres puntos.
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