La falta de un grande resigna a la afición

El rumor en los aledaños de Pasarón minutos antes del sorteo era público y notorio, con los aficionados granates de la zona expectantes, preguntándose entre sí y vaticinando sobre el emparejamiento de octavos de final que aguardaba al Pontevedra en poco menos de una hora. En él, el equipo de Yago Iglesias figuraba como único representante de la Segunda Federación, a la espera de un rival elegido de entre una docena de equipos de Primera División.

Un suflé, el de las expectativas de la hinchada lerezana, que no tardó mucho en bajarse, cuando el director deportivo del Rayo Vallecano, David Cobeño, sacaba la primera bola de la ceremonia del bombo de la élite y el papel lucía el nombre del Getafe Club de Fútbol como rival del Pontevedra la próxima semana en el Torneo del K.O.

Con las manos en la cabeza por uno de los rivales menos atractivos del bombo, se esfumaban entonces los sueños granates de medirse a un grande en esta ronda, con el Real Madrid, el Barcelona o el Atlético de Madrid a la cabeza y el Celta en la recámara.

Pero esa resignación inicial, propia de un sorteo que sigue dándole esquinazo al Pontevedra año tras año, dio paso a la ilusión que sigue inundando a la ciudad y que toca también a los habituales de cada día en Pasarón, que ven como la magia de la Copa del Rey ha llenado de nuevo las gradas del campo de O Burgo.

Allí, entre los pocos parroquianos que seguían en directo el sorteo en las pantallas de bares cercanos al estadio como el Balixas, se adueñó pronto del ambiente la idea de seguir viendo al Pontevedra en la Copa, poniendo en problemas a cualquier equipo de Primera División como en la época dorada del Hai que Roelo, hace más de medio siglo.

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