Las lesiones golpean a la plantilla granate en la etapa más delicada

Una de las notas negativas del empate del Pontevedra el pasado domingo contra el Real Madrid Castilla fue la lesión, a los 19 minutos de partido, de Rufo, que abandonó el campo con una cojera más que visible que se tornó, tras un rápido reconocimiento médico durante el partido, en un problema en el sóleo, según el entrenador granate, Toni Otero.

Desde el club se muestran cautos con la baja del punta madrileño, sin confirmar todavía más información sobre el alcance de su lesión, pero todo parece indicar que el delantero se sumará durante varias jornadas a la amplia lista de ausencias del equipo, que ya se vio obligado a hacer malabares con la alineación ante el Madrid, situando al canterano Valen como lateral en una de las bandas, cuando su posición más natural es la de extremo o delantero.

Charles rompe la mala racha granate

Junto con Rufo, se ha tratado de bajas sensibles para el Pontevedra, como la de Brais Abelenda o Borja Domínguez, ambos inactivos ante el Castilla, o Ángel Bastos, que cumple ya dos meses en el dique seco tras lesionarse el tobillo en un entrenamiento. Todos ellos gozaban de protagonismo en los onces de Antonio Fernández, especialmente en el caso del delantero dubrés y el lateral natural de Mos. Unido a la desaparición unilateral de Libasse Guèye para forzar su salida, las ausencias dejan al Pontevedra en una situación compleja en cuanto a efectivos.

Las lesiones han sido una de las mayores problemáticas desde antes del inicio de la temporada del Pontevedra tras el ascenso a Primera Federación. Primero, dos de los pilares del equipo como Pablo Cacharrón y Diego Seoane comenzaron el curso en el dique seco, por problemas con el menisco y el pubis, respectivamente. Lo mismo ocurrió con Samu Araújo y Luis Martínez, a los que las lesiones apartaron de poder jugar varias jornadas en el ecuador e inicio de la primera vuelta.

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