Poco vistoso, gris, feo, incluso aburrido y mucho más calificativos negativos se le pueden poner al partido de ayer entre el Pontevedra y la Balompédica Linense, que acabó con empate sin goles. Los granates sumaron un punto que, a priori, puede parecer malo por haber dejado escapar otros dos en Pasarón, pero que a la larga ganará valor, al ser contra un rival directo. En el fútbol, cuando no se puede ganar, hay que evitar perder, y eso sí lo que lo supo hacer el equipo de Antonio Fernández, que las pocas ocasiones que concedió atrás consiguió solventarlas bien, la pena fue que no estuvieran algo más atinados en ataque.

La necesidad de la Balompédica se dejó ver en los primeros compases del encuentro, en el que entró con mucha intensidad y presión alta. El Pontevedra supo aguantar sus embestidas e incluso probar al meta visitante, con un disparo muy lejano de Oier que intentó sorprender a Varo al verlo adelantado. Este pequeño aviso granate fue suficiente para que se equilibraran las fuerzas y los gaditanos se protegieran un poco más.

Aún así, a los pontevedreses les estaba costando encontrar su mejor versión, e intentaron aprovechar sobre todo las jugadas a balón parado. Superado el primer cuarto de hora, Churre cabeceó fuera un centro de falta de Oier.

Aunque los de Antonio Fernández no llegaron a estar realmente cómodos en la primera parte, sí dejaron algunas ocasiones “marca de la casa”. La más clara, una llegada de Bastos, que se internó en el área y asistió al segundo palo, donde Álex llegó a empujarla, pero inexplicablemente la mandó fuera. Solo un minuto después, Rufo, tras revolverse, lo intentaba desde fuera del área, pero atrapaba el portero.

Respondía el cuadro visitante con un envío desde la banda derecha que dejó pasar Joao Pedro para la llegada desde atrás de Mena, que sacó un disparo muy potente que salió ligeramente desviado, tocando la red por fuera de la portería.

Al filo del descanso sucedía la ocasión más “bonita” del Pontevedra, en una contra iniciada con una triangulación rápida que continuó con la apertura de Miguel a banda izquierda; Araújo peleó la pelota, que se le iba un poco larga, la ganó y abrió a Álex González, que puso un centro raso que Jesús, metiendo la pierna in extremis, evitó que llegara a Rufo en el segundo palo, ya preparado para fusilar.

El primer tiempo --acabaría con un centro desde la derecha de Bastos que Bakero remató de cabeza algo flojo, a las manos del portero.

Empeoramiento

En la reanudación, susto grande a los nueve minutos de juego, con un regalo de Oier a Mena a pocos metros de la línea de fondo y pegado al área grande. El futbolista visitante se internó y centró raso al segundo palo, donde Araújo salvó milagrosamente cuando Toni estaba solo esperando para rematar.

Los cambios le sentaron mejor a la Balompédica, que tuvo más control, pero sobre todo, más sensación de peligro en el área contraria, especialmente por banda, con la entrada de Koroma, que incluso llegó a forzar varias tarjetas. En esta línea, Toni García dispuso de dos ocasiones muy similares, rematando de cabeza primero a un centro de Mena desde la izquierda y, después, a una falta lanzada por Romero, acabando en ambas ocasiones la pelota saliendo fuera. A dies minutos del final, lo intentaría Romero con un disparo con mucha intención que atajó Cortés.

Con el pitido final a punto de sonar, al Pontevedra le entró la prisa y se fue con más intención al ataque, pero sin acierto. Destacó la actitud de Valen por la derecha, buscando sin miedo el uno contra uno y tratando de progresar y poner centros, pero le faltó algo de precisión. Con una falta desde la izquierda que Miguel Román centró demasiado cerrada y salió fuera, acabó un partido gris para los granates.