Terraceo y deporte
Turistas, familias y aficionados de distintos países animan a los deportistas - Las plazas, abarrotadas de público

El público anima a los corredores en Michelena. | // RAFA VÁZQUEZ / Susana Regueira
Susana Regueira
“No era muy aficionada al deporte, menos a practicarlo yo”, explica Zita, que con más de 70 años era ayer una de las espectadoras más veteranas del triatlón. Reconoce que ahora le gusta pero nunca como asidua practicante, y que apenas había oído del triatlón hasta los triunfos de Gómez Noya. “Después”, explica, “empezaron a celebrarse en Pontevedra y me aficioné”.

La carrera a pie volvió a celebrarse por el centro histórico. | // R. V. / Susana Regueira
Es una de las espectadoras que ayer se dio cita en el centro histórico para presenciar las pruebas. Los voluntarios explican a FARO que “no hubo una avalancha de público, pero sí que desde que las chicas corrieron se empezó a juntar gente para animarlas”.
Familias, turistas y aficionados al triatlón (reconocibles por su ropa deportiva, mochilas y complicidad con los deportistas) se apostaron a partir de las 14.30 horas en distintos puntos del recorrido para disfrutar de la prueba. La afluencia se vio potenciada por una jornada central para el turismo local, de modo que cuando los atletas corrían cientos de espectadores se daban cita en las plazas del centro histórico.
A Leña, A Verdura o Marqués de Aranda eran algunas de las plazas abarrotadas antes de la prueba.
Especialmente, este efecto era visible en las zonas más cercanas al epicentro del triatlón, a la cabeza Méndez Núñez, en donde la música en directo contribuyó a multiplicar el ambiente.
Cuando los triatletas de cabeza llegaron al centro histórico, no solo los recibieron la música sino también espectadores de distintos países, dispuestos a animarlos. Especialmente, la plaza detonó al paso de los deportistas españoles, recibidos con un aluvión de aplausos y ánimos.
No obstante, hubo para todos, ya que durante la prueba y en varios puntos del recorrido se reiteraron las frases de ánimo en distintos idiomas.
El triatlón, literalmente, llenó la ciudad. Los hoteles registraron niveles máximos de ocupación y otro tanto sucedió con la hostelería.
El epicentro de la zona monumental amaneció ayer vallado y con limitaciones en los accesos a garajes. Los voluntarios explican que no se produjeron excesivas protestas. “La gente comprende que se trata de algo especial”, explica a FARO en la calle César Boente uno de los colaboradores, “solo hubo algunas protestas de gente que trabaja para entrar en los parking”.
Por su parte, los peatones apenas tuvieron problemas para moverse, ya que los intercambios entre las calles valladas se produjeron con rapidez, a medida que los deportistas iban pasando.
Por lo demás, fue una intensísima jornada de terraceo y disfrute del deporte. El primer recorrido, protagonizado por las jóvenes, convocó a bastante público, aunque sin aglomeraciones, en puntos como la plaza de A Peregrina, mientras que la prueba masculina fue la que contó con un mayor número de espectadores, encantados de una ciudad que disfruta lo mismo de una caña con la familia y los amigos que del deporte.
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