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Fútbol sala - Primera División

Clara, más preparada que nunca

La rojilla da su 100% después de recuperarse de la rotura del ligamento cruzado anterior

Clara, antes de un entrenamiento con el Poio Pescamar. Rafa Vázquez

Hace unas semanas Clara Rodríguez volvía a las pistas tras su lesión, por una rotura del ligamento cruzado anterior el pasado mes de febrero. Lo hizo en la pista que la vio caer, la del Futsi Atlético Navalcarnero, y aunque el resultado fue un varapalo para el equipo (6-1) , hasta entonces invicto, también fue el inicio del resurgir de la rojilla.

“Tenía muchísimas ganas de jugar y competir”, asume la jugadora rojilla reconociendo que “volver a jugar en la pista donde me lesioné fue un plus de motivación por superar esa barrera”.

Desde entonces no ha hecho más que sumar minutos al contador e incluso se estrenó con el gol ante el Ourense Envialia el pasado fin de semana. La madrileña admite que “volver a competir es lo que más cuesta, volver a sentirte bien en la pista, pero mis compañeras me aportan muchísimo para volver a ser yo”.

“Volver a competir es lo que más cuesta, volver a sentirte bien en la pista, pero mis compañeras me aportan muchísimo para volver a ser yo”

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Sin duda una clave en su recuperación fue su compañera de club y de piso, Antía. “Se lesionó justo tres meses antes que yo. Éramos como uña y carne, le ayudé en todo, luego me lesioné yo y le tocó a ella hacérmelo todo. Además, en cuarentena nos fuimos con su familia para que nos ayudaran y allí nos recuperamos las dos”, explica.

“Cuando se lesionó fue un palo muy grande y cuando la vi volver era muy satisfactorio ver cómo yo en tres meses también podría volver a jugar con ella”, comenta Clara que ha pasado el proceso de recuperación con la rojilla.

Ahora, inmersa en recuperar la forma física, mira a tras al largo proceso que ha vivido y entiende que mereció la pena. “A veces se me pasaba por la cabeza el no volver a jugar. Mi mayor miedo fue no estirar la pierna del todo, porque era el paso más importante de la recuperación y tardaba más de lo normal. Me llegué a obsesionar con eso y me machaqué mucho”, explica Rodríguez. Para conseguir este logro tuvo que ir colocando peso sobre la rodilla para forzarla a que cada vez bajara más grados, mientras con su compañera medía si había mejorado la extensión cada día.

“Cuando Antía se lesionó fue un palo muy grande y cuando la vi volver era muy satisfactorio ver cómo yo en tres meses también podría volver a jugar”

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Clara reconoce que su proceso de recuperación ha sido más largo de lo habitual porque la cuarentena le obligó a seguir adelante sin médicos. “A veces hacía ejercicios que pensaba que estaban bien y luego los médicos me decían que fuesen más despacio, otras veces que más rápido”, explica. Pese a todo está de vuelta, se vuelve a sentir deportista y muestra más ganas que nunca de demostrar todo lo que puede hacer.

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