Cuarto partido consecutivo fuera de casa para el Dicsa Modular Cisne, el último después de pasar por Logroño, Benidorm y Guadalajara sin lograr sumar ningún punto.

Y es que el cansancio y la inexperiencia han pesado demasiado, se ha visto a un Cisne a medio gas y que, en los dos últimos encuentros, apenas ha sido capaz de dominar el juego durante 10 o 15 minutos a lo sumo. Un Cisne que se da de bruces contra la portería y que necesita más que nunca sumar, no solo por la clasificación. De esta forma se enfrentará al Sinfín de Santander hoy a las 18.00 horas.

Así lo reconoce el segundo entrenador del conjunto pontevedrés, Quiños: “La clave está en recuperarse, sobre todo mentalmente, de las derrotas que estamos teniendo últimamente que nos están lastrando un poquito para intentar competir y traer los dos puntos de Santander”.

Para esto, el Liberbank Cantabria Sinfín parece ser el rival más adecuado. Y es que el equipo va penúltimo en la clasificación, por delante del Cisne, e igual que este solo ha sumado una victoria. La diferencia, eso sí, que el Sinfín ha disputado tres partidos menos que el conjunto de Jabato.

Veterano de Asobal

En este sentido Quiños señala que el Sinfín “no ha comenzado la temporada como deseaba”, pero tampoco se relaja, ya que se trata de “ un equipo que lleva años en Asobal, con jugadores que llevan tiempo en la plantilla, que ya tiene sus mimbres y está acostumbrado a pelear por salvarse”,

El segundo entrenador cineísta acusa pérdidas importantes en el equipo con respecto a la anterior campaña como Torriko. “Siguen teniendo varios de sus puntos fuertes como Nacho Vallés, un jugador contrastado en la categoría, un centro de máxima calidad que es el director del juego y el reloj que marca la pauta del equipo en ataque”, apunta Quiños.

En defensa, la carga del equipo recae sobre Darko Dimietrevski y Diego Muníz, “dos defensores contundentes, duros, que cuesta superar y son parte clave del éxito de Sinfín estos años”.

Con todo, un Cisne cansado y bajo de ánimo llega hoy a Santander con la necesidad de sumar, o al menos ser superior en el juego para volver a confiar.