El Coruxo sumó en Salamanca su quinta jornada sin ganar y sin marcar y se hunde en el pozo de la clasificación. Si se alarga su sequía goleadora será muy difícil que puedan salir de él. Como en lo que llevamos de temporada el juego no fue malo pero la pegada es nula. Y de la visita al Reina Sofía tienen motivos para quejarse porque el primer gol de Unionistas parece en claro fuera de juego, fuera de juego que, por cierto, había señalado el linier.

Los de Míchel Alonso empezaron el partido siendo fieles a su filosofía de juego, es decir, realizando un juego combinativo y asumiendo la posesión del balón. Muy bien plantados en el terreno de juego, el centro del campo verdiblanco se mostraba muy activo y no solo tocaba bien el balón, sino que ganaba la mayoría de balones divididos e intentaba buscar la portería de Sesma con velocidad.

Sin embargo, el partido también seguía por los derroteros habituales cuando juega el Coruxo, los vigueses ponen el juego y es el rival el que crea mayor peligro. Y prueba de ello es que a los 12 minutos llegó la primera llegada de Unionistas, un disparo de De la Nava que atrapó sin apuros Alberto. Y tres minutos después susto morrocotudo para Míchel Alonso y los suyos, un enchufado De la Nava estrellaba el balón en el palo. El posterior remate de Jon Rojo afortunadamente no encontró portería y se marchó por encima del larguero de Alberto, que suspiraba aliviado. No es que le perdiera la cara al partido el Coruxo porque también llegaba con asiduidad al área rival pero una vez en tres cuartos de campos se le acababan las ideas y era incapaz de dar trabajo al portero. El partido estaba bonito en esta primera parte con un continuo ida y vuelta hacia las áreas toda vez que el Unionistas se había desperezado tras unos minutos iniciales en que había salido algo frío, como la tarde salmantina.

Con el paso de los minutos Unionistas fue equilibrando el partido haciéndose más fuerte en el centro del campo. Ahora incluso superaba a los gallegos en posesión del balón y ya no regalaba tantos balones. Fruto de este mayor equilibrio en el centro del campo las llegadas al área empezaron a remitir y el balón ya vivía casi siempre en el centro del campo. La presión en la parcela central creció y se plasmó en las tarjetas amarillas de Pablo Crespo y Acosta, y en este panorama más igualado el Coruxo se sentía bien, no creaba ocasiones de peligro pero tampoco sufría llegadas del rival. En los últimos minutos de la primera parte el Coruxo volvió a estirarse algo y botó un par de saques de esquina que se saldaron sin consecuencias.

Y cuando parecía que la primera parte acabaría con empate sin goles llegó el tanto de los locales, obra de Nespral, al que le llegó un balón en profundidad en el área y batió a Alberto cruzándole el balón. Un gol polémico porque el juez de línea había levantado el banderín señalando fuera de juego pero el árbitro dio validez a la jugada. El enfado verdiblanco subió varios grados más cuando reclamaron un penalti por mano de un rival al filo del descanso. Ambas decisiones perjudicaron a los intereses del Coruxo, cuyos jugadores enfilaron los vestuarios muy enfadados. Tocaba remar río arriba.

Acuciado por sus urgencias clasificatorias, el Coruxo salió tras el descanso decidido a buscar el empate y los primeros minutos del segundo tiempo fueron similares a los del primero, con los gallegos acaparando el balón y tocando en el centro del campo. Pero Unionistas estaba bien replegado pensando en buscar una contra para ampliar la renta por lo que la dinámica del juego estaba de parte de los locales.

Y vaya si lo estaba porque a pesar del mayor dominio y el juego aseado de los vigueses llegó el segundo gol de los locales. Corría el minuto 58 y el autor del gol fue su delantero centro, Aythami, con un gran remate imposible para Alberto. Es el factor diferencial entre tener pegada y no tenerla y lo que explica la situación en la tabla del Coruxo que crea muy poco peligro y dispara con balas de fogueo.

Teniendo en cuenta que los de Míchel Alonso aún no habían marcado un solo gol en liga tras cuatro jornadas disputadas, remontar un 2-0 en contra se antojaba imposible pero había que intentarlo aunque la moral de la tropa estaba por los suelos. El Coruxo no cambió su estilo de juego y tocaba bien pero, como habitualmente, sin profundidad ante un Unionistas que juntó líneas y retrocedió unos metros para no dejar huecos y proteger a su portero. Y lo hizo bien porque el juego de los de Míchel Alonso carecía de profundidad.

Con el paso de los minutos estaba más cerca el tercero gol de los locales que el primero del Coruxo. Así, al filo del minuto 70 Alberto se vio obligado a desviar un chut de Manu Viana y pasada la media hora De la Nava remataba con la testa fuera un centro lateral tras una buena jugada colectiva. Parecía que los vigueses habían bajado los brazos y no se veían ni con fuerzas ni con recursos para, al menos, marcar un gol que les metiera en el partido. Y es que ni la fortuna sonríe a los verdiblancos porque a falta de cinco minutos para el final Rivera, que había saltado al campo hacía unos minutos, tuvo un remate franco dentro del área pero tampoco fue capaz de batir a Sesma, que vio cómo el esférico se marchaba ligeramente desviado. Al final, el Coruxo acabó dominando pero sin marcar, la tónica de esta temporada.