Después de la tormenta siempre llega la calma y aunque el Dicsa Modular Cisne aún no está libre de coronavirus al 100% ya empieza a ver la luz al final del túnel. Veinte días después los 17 jugadores que han dado negativo en covid-19 volvieron ayer al Pabellón Municipal para retomar los entrenamientos.

El resto de integrantes de la plantilla y el cuerpo técnico, siete positivos, esperan repetir después de 10 días las pruebas y estar disponibles para jugar ante el Barça este sábado. Además desde el club informan de que ninguno de estos presentan síntomas, se habrían contagiado el pasado 7 de octubre y esperan que hayan pasado el virus.

El equipo ha estado entrenando a través de videollamadas durante esta larga cuarentena después de los positivos tras jugar ante el Cuenca. Pese a ello lleva mucho sin jugar con balón y volverá a las pistas ante un rival de infarto. El presidente del club, Santi Picallo, asume que toman este encuentro “casi como un entrenamiento para el siguiente partido”. “Esperemos pillarlos al menos cansados”, bromea Picallo. Y es que el líder indiscutible de la categoría jugará tres partidos seguidos en diferentes competiciones. El jueves ante el Aalborg Handbold, el viernes contra el Benidorm y el sábado en Pontevedra contra el Cisne.

La pena, para el club, es que este encuentro histórico se de en estas circunstancias. “Es algo muy especial, que venga uno de los mejores equipos del mundo a jugar contra nosotros en una competición oficial es algo extraordinario”, comenta Picallo.

Desde el club viven este encuentro con mucha ilusión, obviamente es el más esperado de toda la temporada y por ello solicitaran tener un aforo de 100 personas, el máximo permitido en pabellones cerrados. Mientras tanto se esfuerzan duro por recuperar forma y esperan que todo salga bien. Además el club cuenta con recibir esta semana los test de Asobal donados por la Asociación de Ligas Profesionales.