Aunque todos estamos confinados en casa sin poder ver a nuestros familiares la soledad parece pesar más a medida que los kilómetros crecen. Daniella Sousa pasa la cuarentena en su piso de Pontevedra, a más de 6.000 kilómetros de Salvador de Bahía, mientras tranquliza a su familia, preocupada por la situación de la pandemia en España. Afronta estos días con positividad, pero la soledad a veces pesa.

"Hay días malos y buenos, como todos, el estar tan lejos me afecta más, ellos se preocupan mucho por mí, porque ven la situación de España en la prensa, pero hablo muchos con ellos por videollamadas. A veces aparece la tristeza o la ansiedad, pero hay personas en peor situación, personas que no tienen qué comer, yo tengo que agradecer que tengo unas condiciones básicas para mantenerme, y cuando tenga la oportunidad, estaré con mi familia", se repite la jugadora del Poio Pescamar.

Sousa reconoce que en Sao Paolo sí hay un gran foco, pero recuerda que Brasil es un país muy grande y que el avance del virus va por estados, afortunadamente en su región aún no hay casos, pero se preocupa por el problema del Coronavirus sumado al virus del Dengue.

La rojilla no ve a su familia desde agosto de 2019, y reconoce que no saber cuándo podrá verles empieza a pesar: "Pasar la Navidad aquí para mí ya fue un bajón y estar lejos en estos momentos es difícil, no me esperaba esto".

Rutina

Por ello Sousa intenta mantener una rutina en la que realizas entrenamientos individuales y con el equipo, prueba recetas de cocina e intenta matar el tiempo.

Mientras se adapta para entrenar en casa reconoce que "hay que crear siempre algo diferente para no aburrirse y adaptar todo lo que hay en casa para entrenar, me gusta porque te ayuda a pasar el tiempo".

Reconoce que es complicado estar parada sin competir y admite que lo que más echa de menos es la rutina de los fines de semana, los viajes y a las compañeras y el ambiente del vestuario, sin duda es lo que más añora y espera poder volver pronto a la rutina.