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natación

La nadadora irreductible

Bea Gómez prepara el asalto a los Juegos de Tokio mientras se trata de una hernia discal en Domaio ä La pontevedresa compite mañana de nuevo en el Europeo

La nadadora pontevedresa, ayer ejercitándose en Domaio. // Gonzalo Núñez

"Parar no es una opción". Así de contundente se muestra Bea Gómez en la clínica que el fisioterapeuta Goyo Ordás tiene en Domaio, y donde la nadadora olímpica (estuvo en Londres 2012) está siendo tratada de una hernia discal que le fue detectada hace unos meses. Nada desvía la atención de la pontevedresa del que ya es su gran objetivo: los Juegos del próximo año en Tokio. Lo que no hace mucho parecía un sueño lejano se está convirtiendo en una posibilidad real en la temporada de regreso de Gómez a la alta competición. Un bronce en el Campeonato de España de Invierno y unos tiempos prometedores le han permitido volver al equipo nacional y clasificarse para el Campeonato de Europa de Glasgow, que disputó el pasado miercoles y donde consiguió un decimotercer puesto con un tiempo de 4.39.13, rozando la clasificación para la final y mejorando su marca. Además mañana vuelve a competir en 200 estilos y el domingo en los 400 libre.

"Estoy muy ilusionada. Después de unos años fuera del equipo es como un regreso. Es un buen primer paso para intentar conseguir la clasificación olímpica", afirma. Su mérito es aún mayor por la lesión que arrastra. "Me duele la espalda y a veces me baja el dolor por la pierna. Me impide hacer algunos ejercicios, pero lo voy compensando", señala. Los médicos le recomendaron reposo, justo lo que no se quiere permitir una mujer desgraciadamente acostumbrada a convivir con el dolor. Y es que a su participación en los Juegos de Londres siguió un duro periplo que le hizo pasar por el quirófano para solucionar una dolencia cardiaca y unos episodios incapacitantes de migraña. "Me recomendaron dejar el deporte de alto nivel", dice. Pero "no era una opción", repite como si de un mantra se tratase.

Gómez vive pues su enésima reinvención. Su retorno a Galicia para centrarse en los estudios era un paso al lado en su carrera deportiva. Pero tampoco abandonó por completo la natación. "No pensaba en ir a Tokio, pero tampoco quería perder por completo la forma. Si no, en caso de cambiar de opinión luego iba a resultar imposible. Quería dejar la puerta abierta", afirma. Al finalizar el curso pasado pensó en hacer el Campeonato de España, y ahí comenzó a ver la luz. "Lo preparé apenas en un par de meses, con pocos entrenamientos, y me sorprendí a mí misma al conseguir dos medallas", manifiesta la nadadora, que entonces sí pensó en Tokio 2020. "Igual no era tan descabellado", recuerda.

De este modo, la carrera hacia los Juegos ha comenzado para Bea Gómez, y con unas sensaciones que le hacen albergar esperanzas. "He trabajado bien estos dos meses. Fui al Campeonato de España sin prepararlo bien y todo salió mejor de lo esperado: una medalla, mínima para el Europeo y unas marcas que me han sorprendido", dice. Un progreso que ha confirmado en el Campeonato de Europa, si bien la fecha que tiene marcada en el calendario es la de abril del próximo año, en un Campeonato de España en el que se repartirán las plazas olímpicas.

"Las mínimas son factibles. Con mis mejores marcas las tendría en 200 estilos y 800 libres. Y en los 400 estilos estoy cerca", afirma. La dificultad reside en que en cada prueba hay solo dos billetes para Tokio, y uno de ellos ya tiene nombre y apellidos: Mireia Belmonte, que compite en un amplio abanico de estilos y distancias, y coincide precisamente con la pontevedresa. "Normalmente hay una plaza para ella y otra para el resto de nosotras", señala con resignación. Así que toca trabajar y mantener una rutina de seis horas diarias de entrenamiento. "Por las mañanas hago dos de agua y por las tardes dos o dos y media de agua y hora y media de gimnasio", afirma. "Ya no me dan las horas del día para más", bromea. Todo para que su historia tenga un final feliz, en Tokio.

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