Un inocente agarrón de Pol Bueso sobre Fran Núñez en un balón colgado sin aparente peligro cuando ya pasaban tres minutos del noventa le costó la derrota al Pontevedra en forma de penalti que Pepe Bernal envió a las mallas. Fue el pésimo colofón a un aburrido encuentro, donde el fútbol se limitó a balones en largo.

La primera parte pasó sin grandes oportunidades ni jugadas de peligro. El Pontevedra no llegaba a adaptarse a la superficie ni a las dimensiones y el Peña tampoco anduvo inspirado. Como resultado, un recital de pelotazos con un balón muchas veces más en el aire que en el suelo. Pepe Bernal avisó para los locales a los dos minutos con un chut desde la larga distancia que se perdió cerca de la escuadra de Edu, pero poco más hubo.

Los de Carlos Pouso trataban de llegar por la vía rápida, balones en largo buscando la referencia de Adighibe para las segundas jugadas, pero el nigeriano estuvo siempre bien vigilado. Los ibicencos optaban por su receta clásica, bien ubicados atrás y buscando salidas en velocidad en pos de los extremos Fraile y Núñez. Y en esa tesitura, con toda la lucha del mundo en cada balón dividido y brega a toneladas, pero nula claridad, el peligro llegaba con cuentagotas.

Higor Rocha cabeceaba fuera por poco un testarazo blandito a los 18 minutos, con respuesta lerezana en una buena triangulación que a Álex González se le marchó un poco larga en el vértice del área. A balón parado lo buscaron unos y otros, como en un tiro de Bernal a las nubes o en un testarazo de Jaouad en el pico del área donde el central pidió penalti por mano de un zaguero pitiuso. No lo pareció.

A la media hora lo buscaba de nuevo Pepe Bernal con un balón peligroso al área que peinó Mena quitando la opción de remate a De Val, el mayor susto para los granates. La peor noticia fue la lesión muscular de Campillo, que aunque trató de seguir tuvo que ser relevado por Santi. La última acción reseñable del Pontevedra en el primer acto, una buena entrada de Bustos en velocidad pero culminaba con un mal centro. Y así, entre pelotazos y balones divididos, el pitido del descanso sonó incluso a alivio.

En la segunda parte se vio una mejora de los granates que llegaban con más actitud al área contraria, si bien el primer aviso llegó por parte ibicenca en un testarazo de Fraile desviado. Pero los de Carlos Pouso dieron un paso adelante y se adueñaron de la posesión del esférico mientras el Peña Deportiva replegaba líneas. El juego seguía dominado por las imprecisiones en unos y otros hasta que a la hora de partido llegó la mejor, y doble, ocasión de gol para los del Lérez. Un balón prolongado le caía a Bustos en el área, su disparo raso lo despejaba Seral con apuros, quedaba la pelota muerta en vértice de área chica y ahí llegaba Adighibe, pero su tiro a bocajarro lo volvió a despejar el arquero balear en una jugada de rapidez y reflejos.

Movían piezas los dos técnicos para oxigenar a sus respectivos encuentros y en un contragolpe llegó la mejor oportunidad de la Peña hasta el momento, al paso por el minuto setenta de partido cuando tras un centro el cuero quedaba muerto en el área y el remate de Marc Fraile lo despejaba providencial el pie de Santi Figueroa. Era el primer chispazo ofensivo claro de los baleares en el segundo acto.Seguía buscando su fortuna el Pontevedra, con más presencia en el campo adversario que los baleares, pero la defensa del conjunto blanco se aplicaba, al igual que los centrales de Pouso en los balones en largo que trataba de sacar el once de Raúl Casañ sobre el referente en punta que era Rocha, testa vendada en el brasileño tras un choque con Víctor Vázquez.

A cinco minutos del noventa, Sana se vio obligado a hacer una falta clara en la medular para frenar una contra pitiusa, amarilla que era la segunda para el senegalés. Esta acción dio alas a los de Santa Eulalia, si bien al paso por el minuto noventa una acción bien trenzada por el ataque lerezano la acababa rematando con la testa Adighibe fuera por poco. Admirable el punta, claramente lesionado y cojeando en los minutos finales, pero sin rendirse en ningún instante.

Y cuando se iba a cumplir el minuto 93 de los cuatro añadidos, un centro al área en el ataque local acababa en un forcejeo con agarrón entre Pol y Núñez. Lo vio el colegiado y señaló el punto fatídico, y aunque Edu Sousa llegó a tocar el disparo de Pepe Bernal y a punto estuvo de despejarlo, se alojó en la escuadra para determinar la derrota del Pontevedra. Aunque el encuentro se alargó hasta el minuto 98, los balones al área de los pontevedreses no cuajaron y el partido acababa con esa derrota que trunca la racha de cuatro triunfos del conjunto granate.