El Pontevedra volvía a jugar en Oviedo casi diez años después de la última vez y no imaginaba que el partido iba a ser casi un "déjà vu" de lo sucedido en mayo de 2010. Entonces los granates, con Pablo Alfaro en el banquillo, eliminaban al equipo asturiano del play off de ascenso al ganar 1-2 en un partido cargado de polémica en el que sufrieron dos expulsiones: la de Santi Amaro en la primera parte por roja directa y la de Orlando Guitérrez en la segunda por doble amarilla. Esta vez, Luismi perdió en la primera parte a Nacho López por roja directa y en la segunda a Berrocal por doble amarilla, pero al equipo le bastó un gol, el de Álvaro Bustos de penalti, para llevarse tres puntos de oro frente al filial vetusto.

Después de dos derrotas consecutivas, el Pontevedra necesitaba coger aire en todos los sentidos, pero especialmente en la clasificación, en la que se ha situado décimo a tres puntos del play off. El conjunto granate sale reforzado tras su heroico triunfo, aunque también le ha salido un poco caro, pues perderá a dos piezas muy importantes al menos para el próximo partido contra el Atlético de Madrid B (Pasarón, domingo, 17.00 horas).

inyección de moral

A nivel anímico, la plantilla del Pontevedra ha vuelto muy reforzada de tierras asturianas. No solo porque los granates necesitasen la victoria, sino por cómo se produjo, con un componente épico que da más valor a los tres puntos y aumenta considerablemente la confianza del equipo en sí mismo, que no es que estuviera mermada, pero sí algo tocada por las numerosas ocasiones de gol que ha fallado en las primeras jornadas y que en algunos encuentros pagó caro.

El partido contra el Oviedo B era clave para el futuro de Luismi en el banquillo. Aunque el técnico no llegó a sentirse cuestionado, las dos derrotas consecutivas, especialmente la sufrida en Pasarón contra el Atlético Baleares, amenazaron con encender las alarmas en el club. Finalmente, se salvó la situación y se logró, además, la primera victoria a domicilio, un éxito que la temporada pasada llegó en la jornada 7 (0-2 contra el Fuenlabrada), una más tarde que en la actual.

orgullo y casta

Con sus momentos mejores y peores en cuanto a juego y resultados, lo único que mantiene constante el Pontevedra últimamente es su actitud y su pundonor. Contra el Oviedo B los granates dieron, sobre todo, una lección de orgullo y de casta, con detalles como el de Alfredo Mejía adaptándose al lateral derecho tras la expulsión de Nacho López y realizando un trabajo defensivo fundamental en algunos momentos, o la solidaridad en los repliegues de todo el grupo al quedarse primero con diez y después con nueve sobre el césped.

portería a cero

Determinante fue también la aportación de Edu Sousa bajo palos. Sus actuaciones hasta la sexta jornada habían sido discretas, sin llegar a ser decisivo para el equipo e incluso cometiendo algún que otro error contado. Sin embargo, en Oviedo se volvió a ver la mejor cara del capitán, defendiendo con seguridad la meta granate y dando tranquilidad y confianza a sus compañeros. Ya contra el Atlético Baleares había realizado buenas intervenciones, pero no había podido evitar la derrota de los suyos (1-2), el domingo en El Requexón sí que fue clave para que el Pontevedra se llevara los tres puntos.

No solo el cancerbero fue crucial para dejar la portería a cero, sino también la línea defensiva. Churre y Pol en el centro de la zaga están rindiendo a un gran nivel desde la primera jornada y a ellos hay que sumar la solidaridad defensiva de todo el equipo. Con Álex González reconvertido en lateral izquierdo y Alfredo Mejía adaptándose al derecho tras la expulsión de Nacho, las ayudas de los hombres de ataque tanto en el repliegue como en la presión en campo contrario están siendo también muy importantes.

muchas variantes

En las seis primeras jornadas el Pontevedra ha mostrado diferentes caras. Sin un once titular fijo, sin un sistema ni un estilo totalmente definido, Luismi seguirá buscando variantes en el juego para tratar de sorprender a los rivales.