Es cierto que Álvaro Bustos no tuvo ayer su mejor día, pues estuvo muy marcado por la defensa del Atlético Baleares y no se llegó a sentir tan cómodo como en anteriores partidos, pero aún así el extremo asturiano fue el futbolista más peligroso y desequilibrante del Pontevedra.

Cada vez que recibía en banda encaraba a su rival, yéndose en varias ocasiones, y solo le faltó algo de precisión en los remates. Además, fruto de sus intentos constantes de regatear, sufrió un agarrón dentro del área que el colegiado no consideró penalti. Bustos fue también protagonista de la otra jugada polémica, al efectuar el centro que Aurtenetxe desvió con la mano.