El Pontevedra dio un paso atrás en su intento por meterse entre los cuatro primeros clasificados del grupo con una derrota por la mínima en Las Palmas (2-1), en un partido alocado, en el que terminó pagando sus errores defensivos del primer tiempo. El cuadro granate se marchó al descanso con una desventaja de dos goles, en dos de los tres únicos disparos del filial isleño en toda la primera parte, y en la reanudación jugó con un futbolista más desde el minuto 52, pero solo fue capaz de reducir la diferencia y no pudo arañar al menos un punto por las sensacionales intervenciones del guardameta del conjunto grancanario, Vallés.

No pudo comenzar peor el partido para el equipo granate. Una jugada trenzada de los canarios acabó con un centro raso desde la línea de fondo de Carlos González que aprovechó Kirian Rodríguez, cerca de la frontal del área pequeña, para fusilar por bajo a Edu Sousa. A partir de entonces, Las Palmas Atlético se echó atrás, a defender su tesoro y vivir del contragolpe. Los de Luismi no supieron responder al tempranero golpe recibido y no crearon ni una sola ocasión de peligro en toda la primera parte, ante un rival que se defendió con orden y contundencia, a la espera de cazar algún contraataque.

Un centro-chut de Álex González desde la izquierda que se marchó fuera, en el minuto 10, fue la única aproximación con relativo peligro de los visitantes. Por su parte, el filial canario pudo incrementar su ventaja en el minuto 13 con otra acción individual de su jugador más habilidoso, Carlos González, quien de nuevo se coló por la derecha, tras marcharse de David Castro, llega hasta la línea de fondo -como en el primer gol-, pero esta vez trató de sorprender con un tiro al palo corto, y Edu Sousa se mantuvo firme para enviar a saque de esquina.

En el minuto 38, los granates reclamaron con insistencia lo que pareció un penalti por zancadilla de Josemi Castañeda a Nacho López dentro del área, que ni el árbitro ni el asistente de esa banda -la jugada le pilló justo delante- estimaron como tal. El partido estaba condenado a llegar al descanso con la mínima ventaja local, pero en la última jugada, una rápida transición de los canarios no fue interceptada por el Pontevedra, y tras los pases de Kirian Rodríguez y Jesús Fortes, el balón llegó al delantero centro Erik Expósito quien, tras acomodárselo a su pierna zurda, enganchó un gran disparo en parábola desde fuera del área, inalcanzable para Edu. Un serio mazazo para las aspiraciones del Pontevedra.

Al comienzo del segundo tiempo saltó al campo Romay, pero el partido cambió cuando Erik Expósito hizo un favor al Pontevedra al propinar una patada sin balón a David Castro que le valió la merecida tarjeta roja directa. Desde entonces, el partido fue un monólogo del equipo granate, con continuos acercamientos al área local, aunque el grueso de las ocasiones claras llegaron casi al final, y fue entonces cuando emergió la figura del guardameta local Álvaro Valles.

El Pontevedra asumió riesgos, lo que propició varios contragolpes peligrosos de los amarillos pese a su inferioridad numérica, pero lo que llegó fue el tanto visitante tras un balón colgado al segundo palo y un error en el despeje de Jesús Fortes hacia el centro del área, dejando el balón franco para que Romay lo impulsase desde cerca a la red.

Restaban ocho minutos para intentar rescatar al menos un punto, y el propio Romay estuvo cerca del empate con una volea cruzada que casi se cuela por el palo largo. Un minuto después llegó la mejor ocasión visitante con un tiro a bocajarro de Arruabarrena que rechazó el portero en una gran parada, y cuando el balón se le colaba por arriba aún tuvo fuerzas para palmearlo a córner. En el minuto 88, el guardameta del equipo canario volvió a ser decisivo para su equipo al rechazar otro remate cercano de Pedro Vázquez por el primer palo.

Pese a los cinco minutos de añadido, por las innumerables pérdidas de tiempo de los jugadores isleños, el partido se consumió entre los intentos baldíos de un Pontevedra que dejó escapar una gran ocasión de sumar ante un rival que con esta victoria coge oxígeno y abandona el puesto de promoción de permanencia que ocupaba.