Una nueva expedición de la Escola de Xadrez de Pontevedra partió a comienzos de semana al campamento Azraq (Jordania), que acoge a personas refugiadas que han tenido que abandonar Siria debido al conflicto bélico. Esta es la cuarta ocasión en la que los miembros del club pontevedrés visitan Jordania, donde crearon, en 2016, una escuela que se mantiene hoy en día, todo ello con el objetivo de fomentar el ajedrez como actividad educativa y social.

"Foron moitas horas compartidas coas persoas refuxiadas, cheas de alegría, diversión e moito agarimo. Docentes e voluntarias sirias brindáronnos un apoio esencial. A dureza das circunstancias nótase na desesperación dalgúns nenos por conseguir un lapis ou un xogo de xadrez feito con tapóns. Valoran tanto o material entregado como a canción que cantamos xuntos cada vez que resolven un exercicio, felicitando o seu traballo con xestos, sorrisos, e aplausos", relata el club en su cuaderno de bitácora particular.

El proyecto "Ajedrez: Estrategia por la Paz" consiste en fomentar este deporte como actividad educativa y social. Para ello la escuela pontevedresa está formando a profesorado en el lugar, llevando material que pueden usar en su escuela y dando apoyo logístico y formativo constante a través de las campañas de seguimiento que están realizando. Así, en este cuarto viaje a Azraq han entregado 950 libros (manuales de ajedrez de iniciación y avanzado), un ajedrez gigante y muchos juegos de tapones con su tablero plastificado, elaborados por distintos colegios de la provincia.

La expedición pontevedresa destaca las sensaciones y sentimientos que acompañan esta experiencia, algo difícil de explicar con palabras, sobre todo el momento en el que entran en el campo de refugiados y descubren que cada uno de ellos tiene una trágica historia a sus espaldas. Les han despojado de la vida y les han dejado pocas esperanzas de futuro.

Viaje a Al Zaatari

La expedición pontevedresa comenzará la segunda fase de esta cuarta inmersión del ajedrez en los campamentos de refugiados trasladándose al de Al Zaatari con la incerteza de acudir a un campamento al que entran por primera vez. Abierto en 2011, alberga una población similar a la ciudad de Pontevedra (más de 80.000 personas refugiadas, más de la mitad niños). Sus grandes dimensiones suponen un reto a nivel de infraestructuras y servicios.