El Pontevedra sigue con su mala racha como visitante tras caer en Pucela ante el Valladolid B. Los de Luismi Areda suman ya su peor racha de la temporada a domicilio tras caer en los últimos tres encuentros que disputó lejos del calor de Pasarón, unos resultados que lo alejan de los puesto de play off y lo hacen caer hasta la séptima plaza, a tres puntos de los puestos promoción de ascenso a Segunda.

Hay que remontarse al 2 de diciembre para remontarse al último encuentro que el Pontevedra ganó como visitante, en la jornada 15 ante el Rápido de Bouzas. En los últimos dos meses los granates disputaron cinco encuentros como local, de los cuales venció en cuatro y consiguió un empate, unas cifras buenas como local que nada tienen que ver con su prestaciones a domicilio. Y es que en ese mismo tiempo, visitó los campos del Atlético de Madrid B, de la Cultural Leonesa y el Valladolid B con un bagaje de cero puntos de nueve posibles.

Los datos le sitúan como el séptimo peor visitante del Grupo 1, con solo tres victorias, un empate y siete derrotas. Además, solo anotó 9 goles lejos de Pasarón y recibió 16. Unas cifras que condenan a un equipo que lucha por los puestos de promoción de ascenso. Solo el Fabril, Guijuelo, Navalcarnero, Unión Adarve y el propio Valladolid B tienen peores números que el Pontevedra como visitante.

El pasado domingo en Pucela los granates tenían un error defensivo de bulto y la falta de acierto en ataque evitó que los de Luismi Areda aprovechase los empates entre el Fuenlabrada y el San Sebastián de los Reyes y el Atlético de Madrid B y la Cultural Leonesa, para acercarse a los puestos de play off, último puesto que ahora marca el Real Madrid Castilla, que tiene el gol average perdido con los de Luismi.

Superioridad numérica

El equipo saltó en el Anexo José Zorrilla con un sistema formado por tres centrales formado por Campillo, Adrián León, que no se entendieron en la jugada del gol del partido, y David Castro. Situó como carrileros a Nacho Lorenzo y a Álex González, con la Kevin y Berrocal en el doble pivote. La máxima era crear superioridad numérica en el centro del campo, donde por delante además jugaban dos "pasadores" como Romay y Pedro Vázquez, dejando como hombre más adelantado Arruabarrena, de hombre referencia.

Pero el planteamiento no funcionó y quedó patente en una primera parte en la que, además de recibir un gol cuando solo se llevaban cuatro minutos de juego, no se generó peligro. Es más, el equipo, diseñado para crear superioridad numérica en el medio del campo, se vio superado en la posesión del balón por los locales y su fuerte presión, que dificultó enormemente durante los primeros minutos la salida de balón desde atrás, provocando que Edu tuviese que rifar en no pocas ocasiones el balón.

Al 4-2-3-1

Tras el descanso, Nacho Lorenzo y David Castro se situaron como laterales y el equipo mejoró hasta el punto que ambos pudieron aportar más no solo en defensa, sino también en sus colaboraciones en ataque. El cambio de sistema dio aire al centro del campo y saneó la salida de balón que se tradujo en la creación de más ocasiones de gol, al poder jugar un fútbol más asociativo y más reconocible al que el Pontevedra nos tiene acostumbrados esta temporada.

balones en largo

El Valladolid B ahogó en el primer tiempo con su presión la salida de balón del Pontevedra. Edu tuvo que rifar más balones que nunca para sacar la pelota adelante, ante un rival que supo aprovecharse de la situación, sobre todo con Carrascal y El Hacen llevándose muchos balones por esta vía.

Pero la situación también se dio en cuanto el Pontevedra llegaba con el balón jugado al centro y a tres cuartos de campo. Un buen rematador como Arruabarrena, fuertemente defendido por Mario, tuvo que pelear innumerables pelotas que llegaban desde lejos, muchas de las veces en ocasiones poco claras y que no daba ventaja a los granates. La situación mejoró en cuanto en la segunda parte se abandonó la idea de colgar balones a Arruabarrena para crear y elaborar jugadas y, aunque sin suerte, el equipo lo notó.

falta de acierto ofensivo

Ya lo señalaba Luismi Areda tras el encuentro: al equipo le faltó acierto a la hora de dar el último pase. En cuanto abandonó la opción de los centros lejanos el equipo multiplicó sus llegadas al área, pero pocas veces tuvieron claras los momentos para dar el último pase. Romay, Pedro Vázquez y Álex González, más especialistas en este aspecto que rematadores puros, no tuvieron muchas ocasiones para brindar un buen balón a un Arruabarrena que luchó, muy solo, por zafarse de la defensa.

Durante buena parte del partido, echó en falta los desmarques que abriesen a la defensa que solo tenía que cubrir al 9 vasco, así como por la banda derecha, por la que no se pudo prodigar mucho Nacho Lorenzo, que estuvo atado en posiciones defensivas ante el peligro que generaban por su banda Corrales y Kuki Zalazar. La situación pedía a gritos la entrada de Javi Pazos en la creación de espacios adelante y en un extremo derecho. Y Luismi dio entrada en el 68 al marinense y a Pibe. Pazos actuó algo más retrasado de lo habitual pero el apartado ofensivo mejoró. Por su parte, Pibe tuvo el empate en sus pies en el 72 con un potente disparo desde la frontal que fue repelido con dificultades por Samuel, pero al rechace no llegó a tiempo ningún jugador granate.

cornellà en copa

Por otro lado, el Pontevedra tiene su próxima cita mañana en Pasarón ante el Cornellà (a las 18 horas) en el partido de ida de cuartos de final de Copa Federación, la vuelta se jugará el día 13. Los catalanes llegan siendo terceros en Liga en el Grupo 3 y tras eliminar en octavos al Poblense, sin ganar ninguno de sus partidos como visitante en la Copa.