El Teucro cayó arryado en Irún ante un Bidasoa que sigue invicto en Artaleku y que se encuentra en plazas europeas. Los de Luis Montes tuvieron un gran inicio de partido, pero solo pudieron aguantar los primeros quince minutos en un encuentro que acabó sumando su segunda derrota consecutiva en Asobal, la quinta tras ocho jornadas. Un resultado que lo envía a los puestos de descenso.

Los aficionados locales tenían todavía reciente en su retina las espectaculares victorias conseguidas en casa ante algunos de los grandes de la competición, como Ademar o Granollers, y se esperanzaban con la llegada de un Teucro dubitativo que tendrá que pelear para mantener la categoría si muestra la mima cara que la ofrecida en Artalelu, donde fue sojuzgado casi desde el pitido inicial.

Los de Luis Montes exhibieron también en este partido las dos caras de una misma moneda, empezaron muy entonados metiendo en problemas al conjunto que entrena Jacobo Cuétara en el primer cuarto de hora pero, a medida que pasaba el partido, no fueron capaces de mantener sus prestaciones.

Los locales estuvieron liderados por el extremo Cavero, que aprovechó todo los balones que le llegaban, bien asistido por Azkue o por el francés Leo Renaud, pero lo mejor de los guipuzcoanos estaba en una impenetrable defensa y en un portería excelsa con el brasileño Rangel en modo figura.

El guardameta de Bidasoa se convirtió en la estrella del partido, rozó el 50% de paradas entre los seis y nueve metros, realizó varias intervenciones espectaculares deteniendo disparos rivales incluso con dos manos y sacó el contraataque con maestría, para ser clave en la escapada de sus compañeros en el marcador.

El partido no tuvo historia de cara al marcador porque el dominio local fue tan intenso y las rentas tan amplias que discutirle el triunfo a este contestón Bidasoa se convirtió en una quimera para un Teucro que tendrá que batallar en campos más asequibles que el del histórico de Artaleku. La próxima jornada los azules reciben el Puente Genil, un rival directo en la lucha por la permanencia.