Pocas ocasiones, pero mucha intensidad es lo que ofreció el encuentro entre el Pontevedra y la Ponferradina, que se saldó con un empate sin goles que fue fiel reflejo de lo que se vio sobre el terreno de juego: dos equipos muy serios en defensa, que se tuvieron mucho respeto el uno al otro y que no supieron aprovechar las escasísimas oportunidades que tuvieron para marcar.

Aunque el encuentro comenzó con claro dominio visitante, este no se llegó a traducir en peligro real y el Pontevedra, a medida que se fue quitando de encima la presión de recibir al líder, fue creciendo y haciéndose cada vez más fuerte hasta llegar a un tramo final en el que embotelló al conjunto berciano en su campo, pero le faltó precisión y, lo más importante, acierto en la finalización para lograr la victoria.

La Ponferradina llegaba a Pasarón con el cartel de favorito y no solo por ser líder invicta de la categoría, sino por sus números: solo dos goles encajados en siete partidos (desde ayer, en ocho) y una docena de tantos a favor. El equipo de Jon Pérez Bolo avisó de sus intenciones en el minuto 2. Yuri probó a Edu desde lejos y el portero granate atajó la pelota en dos tiempos. A partir de ahí, el dominio fue visitante, pero no se tradujo en ninguna ocasión de verdadero peligro.

En estos primeros compases, los de Luismi se posicionaron demasiado atrás y cuando tenían el balón les duraba poco, cayendo en imprecisiones por la fuerte presión e intensidad del rival y cometiendo errores en los pases en el último cuarto de campo, con lo que no llegaban a pisar el área contraria con verdadero peligro.

Superado el primer cuarto de hora llegó la ocasión más clara para el Pontevedra en un contraataque. David Castro se fue al suelo para interceptar un pase del rival y ese robo se convirtió en un envío en profundidad para Álex González, que se fue en velocidad de Son por la izquierda y puso un centro al segundo palo que Arruabarrena, llegando desde atrás libre de marca, remató muy flojo, sin problemas para el portero.

A pesar de no tener el balón, el Pontevedra no parecía incómodo en el campo. Salvo alguna imprecisión, la defensa se mostró muy sobria y eso impedía a la Ponferradina llegar con peligro. Así, desde esa confianza atrás, los granates fueron creciendo en el encuentro y despojándose de la presión. De este modo, en el minuto 28 Kevin probó suerte desde fuera del área con un disparo que se le fue alto.

El propio Kevin pondría después un centro cerrado desde la derecha que se envenenaba y obligaba a Gazzaniga a mandar la pelota a córner. En ese saque de esquina iba a llegar la otra ocasión clara para los locales. El envío de Javi López se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador. Acabó la jugada Jesús Berrocal con un tiro desviado.

El primer tiempo terminó con un enfrentamiento de poder a poder, con los dos equipos bien plantados en el campo, pero sin generar peligro en las áreas, que es donde se ganan los partidos.

En la reanudación se repitió el guión de la primera parte, con la Ponferradina dominando el esférico en los primeros compases. La diferencia fue que ahora sí que llegaba con peligro al área granate, lo que fallaba era la finalización. Así, el primer remate de este segundo tiempo fue obra de Son en el minuto 63 y la pelota salió muy desviada.

A medida que avanzaba el partido, el Pontevedra acosaba cada vez más a la Ponferradina, pero con muchas reservas, pues no adelantó sus líneas en ningún momento. Esto provocó que cuando los extremos llegaban por banda en alguna posición favorable para centrar, tenían que recular porque no había rematadores en el área.

Luismi lo vio, pero se guardó la baza de jugar con dos delanteros hasta los últimos diez minutos, en los que dio entrada a Javi Pazos. Poco antes, León había cabeceado fuera una falta lejana lanzada por Pedro Vázquez.

Los granates embotellaron al conjunto berciano en su campo, pero no se atrevían a ir descaradamente al ataque para no dar facilidades atrás. Por eso, a pesar de que el Pontevedra fue superior en el tramo final, no lo tradujo en el resultado. Sin embargo, un punto ante un rival como la Ponferradina siempre hay que valorarlo como muy positivo.