Emoción, intensidad y entrega, pero poco juego y, lo más preocupante, ningún gol. Así se saldó el derbi entre el Pontevedra y el Celta B, en el que los granates no fueron capaces de aprovechar los 20 minutos de superioridad numérica que tuvieron nada más empezar la segunda parte por la expulsión del visitante Pastrana y a punto estuvieron de pagarlo caro, pues el filial celeste acarició el gol en un potente disparo de Ibán que Churre rozó lo suficiente para desviarlo y que se estrellara en el palo.

El equipo de Luismi llevó la iniciativa prácticamente durante todo el partido, pero solo intimidó la portería rival en contadas ocasiones, gracias sobre todo a las acometidas de Álex González por la banda izquierda.

Al final, el punto sumado parece justo por lo que expusieron ambas escuadras y el Pontevedra, sobre todo cuando tome distancia, lo valorará positivamente, pues hay que recordar que el Celta B es uno de los equipos que más en forma está esta temporada y ha empezado la liga a un alto nivel. De hecho, llegó a Pasarón en la segunda posición de la clasificación y solo ha perdido un encuentro en las seis primeras jornadas de liga.

El conjunto visitante apostó por presionar muy arriba desde los primeros compases del choque, lo que complicó al Pontevedra en la salida de balón desde atrás y le obligó en muchas ocasiones a optar por ese juego en largo que tan poco le beneficia.

Así, el primero en probar al portero rival fue el Celta B, con un disparo muy lejano de Pastrana que se envenenó y Edu Sousa rechazó sin problema. Respondieron los granates con una llegada por la izquierda de Álex González, que envió el balón al área, donde Pedro enganchó una volea que se le fue muy alta.

El choque discurrió con mucho movimiento de balón en el centro del campo, las llegadas al área eran escasas y casi todas en forma de córners que el Pontevedra no supo aprovechar. La ocasión más clara llegó casi por sorpresa, en una volea que David Castro enganchó casi en el círculo central y que salió rozando el larguero. La jugada animó al equipo de Luismi, que fue creciendo en el partido, a pesar de no inquietar demasiado a un Villar muy seguro bajo palos. Antes del descanso lo intentó Álex González, cabeceando un buen centro de Javi López desde la derecha que la defensa envió a córner.

La segunda parte empezó con polémica. Tras una entrada de David Castro (que vio tarjeta amarilla), Pastrana se revolvió y dio un empujón sin balón en juego a Álex González, que al caer chocó contra otro rival y se hizo un pequeño corte en la cara. El árbitro no dudó en considerar la acción de Pastrana como una agresión merecedora de roja directa.

Con un futbolista menos, el Celta B se replegó y el Pontevedra se vio con opciones serias para llevarse tres puntos que habrían sido balsámicos después de un inicio de liga un tanto irregular. Así, los granates se hicieron con el control total del encuentro y se volcaron al ataque en busca de la victoria.

El primero en intentarlo fue Pedro, que se internó por la izquierda, apuró línea de fondo y sacó un centro que se envenenó y tuvo que sacar Villar con una mano in extremis. Después, por la otra banda, Javi López le puso un balón a Arruabarrena que lo habría dejado en buena situación, pero la defensa se adelantó para enviar la pelota a córner.

Respondió el Celta B con la ocasión más clara del partido. Tras una combinación en las inmediaciones del área grande, Ibán sacó un potente disparo con rosca que Churre logró rozar lo justo para que el esférico se estrellara en el palo.

Justo después, Ibán volvería a ser protagonista, al forzar la segunda amarilla para David Castro en una jugada muy dudosa por las constantes caídas del atacante celeste. Corría el minuto 67 cuando se igualaban los equipos en número. El Pontevedra no había aprovechado sus 20 minutos de superioridad, pero la dinámica del partido no cambió, pues el filial vigués siguió encerrado en su área, esperando una ocasión a la contra, y los granates continuaron volcados al ataque.

Con el Celta B muy atrás, el Pontevedra buscó demasiado los disparos lejanos, que casi siempre encontraban una oposición rival para no llegar a la portería de Villar. De nuevo Álex González lo intentaría por su banda, sacando un potente disparo cruzado que rechazó el portero.