El Pontevedra salvó ayer la primera de las siete finales por la permanencia en Segunda B al golear a un Talavera de la Reina que, con su falta de intensidad y de entrega, evidenció que ya no se juega nada esta temporada. El conjunto granate supo aprovechar esta apatía del rival, sobre todo en la primera parte, para encarrilar un partido vital para sus opciones de mantenerse en la categoría de bronce. Un gran Mouriño, que brilló en el primer tiempo y llevó el timón del equipo en ataque, y una buena actuación de Éder, con dos goles, fueron las claves del contundente triunfo de la escuadra que dirige Luismi; tres puntos balsámicos y que suponen una buena inyección de moral al equipo pontevedrés, que se va de vacaciones (hasta el lunes) con otra cara.

A los dos equipos les costó entrar en el partido. Parecía que ninguno de los dos quería llevar el peso, sino esperar a un error del rival. Fue el Pontevedra el que tomó las riendas, consciente de sus urgencias en la clasificación, aunque en los primeros compases se le vio algo impreciso. Lo intentó a balón parado, en un córner que sacó Álex Fernández y que cabeceó Adrián León en el segundo palo muy desviado, y después en una llegada por banda izquierda en la que Éder cabeceó ligeramente alto un centro de Álex González.

Empezaban a oírse los primeros murmullos de impaciencia del público en un fallo de David Añón cuando apareció la figura de Adrián Mouriño. El centrocampista granate recibió en banda izquierda dentro del área, cerquita de la línea de fondo para inventarse un recorte sobre Mario. Cuando se veía solo con varias opciones de pase, el central del Talavera lo derribó y el colegiado no dudó en señalar la pena máxima. La transformaría David Añón, engañando al portero con un disparo a media altura a su derecha.

El gol fue una inyección de moral para el Pontevedra que, liderado por un Mouriño en estado de gracia, controló el balón, el juego y los tiempos. Fue el propio Mouriño el que intentó ampliar distancias tras una jugada de combinación; Alex González le dejó la pelota franca y el centrocampista sacó un bonito disparo con rosca con el que buscaba la escuadra de Sergio Arenas, pero el balón se fue ligeramente alto.

Eran los mejores minutos de los granates que, en esta ocasión, sí iban a aprovechar su dominio para ampliar su ventaja. Fue en una contra tras un robo, Mouriño recibió solo en el área y le dio un pase de la muerte a Éder, que solo tuvo que empujarla.

Con la sensación de tener el choque controlado, el Pontevedra se relajó unos segundos, tiempo suficiente para que el Talavera diese los primeros sustos. Primero en un centro de Víctor Andrés que remató a bocajarro Jesús Jiménez, obligando a Edu a hacer una demostración de reflejos con una gran intervención, y después tras una combinación, Villarejo pisó el área granate y sacó un centro-chut cruzado tras el que Adrián León se confió un poco y casi llega Espinar para meter la puntera en el segundo palo.

Relajación tras el descanso

En la reanudación, el cuadro visitante salió más despierto y al Pontevedra se le vieron las intenciones de mantenerse atrás para esperar a sentenciar el choque a la contra; sin embargo, cuando recuperaba el balón le costaba combinar y la posesión le duraba muy poco. Esto lo aprovechó el Talavera para dar el primer aviso, en un envío en largo de Villarejo a Jesús Jiménez, ganándole la espalda a Darío Flores. El propio central uruguayo enviaría el balón a córner.

Respondió entonces el Pontevedra con un potente remate de Mouriñoa la media vuelta que se estrelló en el larguero.

Luismi dio entrada a Jimmy y se pasó a defensa de cinco hombres. Todavía adaptándose llegó la ocasión más clara del Talavera con la que casi recorta distancias. Fue en un centro desde la izquierda de Jorge que Darío, en su intento por despejar, casi cuela en su propia meta, pero el balón golpeó en el larguero. Fue todo el peligro del cuadro visitante en la segunda parte.

A diez minutos del final, Jorge Hernández, recién ingresado en el campo, hacía el 3-0 tras una gran jugada personal en la que se fue de dos rivales, encaró portería y marcóde disparo cruzado. El mismo Jorge era coprotagonista del 4-0, aprovechando un robo para poner un centro desde la izquierda que Éder cabeceó a gol en el primer palo.

Una goleada balsámica para los granates, que puede suponer la inyección de moral que necesitaban para confiar en sus posibilidades de lograr la permanencia en la categoría. Quedan seis finales más.