Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. El Pontevedra sigue sin acumular la suerte necesaria para sumar de tres en tres y ayer se topó una y otra vez con el meta visitante, Isma Gil, quien impidió una goleada local que empezó ya con un tanto granate a los cuatro minutos. Edu apenas tuvo trabajo y el gol visitante llega en un saque de esquina directo que termina sorprendiendo al meta pontevedrés.

El partido no se le pudo poner más de cara al Pontevedra, que en el minuto cuatro ya se puso por delante en el marcador, desmontando todo el plan de juego orquestado por los madrileños. El tanto llega en una jugada desgraciada para los intereses visitantes, un pase en profundidad de Añón a Marcos Álvarez que el ex del Boiro aprovechó para poner un centro al corazón del área que golpeó en Stevens para colarse en propia puerta e iniciar el encuentro con 1-0 para el Pontevedra.

La contienda estuvo a punto de igualarse poco después y casi de la misma forma. Balón a la espalda de la defensa que Adrián León despeja de forma defectuosa y acaba entrando en la portería de Edu. El gol no subió, por fortuna para el Pontevedra, al marcador al decretar el juez de línea fuera de juego del atacante del Navalcarnero.

El Pontevedra demostraba cierto nerviosismo atrás en el comienzo y poco a poco fue ganando en precisión con el balón para comenzar a generar ocasiones de peligro que ponían en aprietos al Navalcarnero. Hasta cuatro oportunidades claras tuvieron los de Luisito para irse con mayor ventaja a los vestuarios. La primera de Jorge en un remate franco entrando desde atrás a centro de Marcos Álvarez; otra de Berrocal en el uno para uno que no consiguió concretar al no ser capaz de controlar el esférico; la tercera en un disparo desde la frontal de Marcos Álvarez que despejó Isma Gil para enviar a saque de esquina; y la última en una gran jugada de Añón que culminó en pared con Jorge en la frontal del área y posterior parada del meta madrileño al disparo del pichichi granate.

Con un Navalcarnero venido a menos y la sensación de que el marcador estaba siendo corto por lo visto en los primeros 45 minutos, se llegó al descanso.

El Pontevedra salió en la segunda parte mejor que en los últimos partidos. Jugando a tener el balón y a no permitir que su rival le genere ocasiones al ser dueño del juego. Pero la dinámica ahora es otra, y con muy poco el Pontevedra encaja aunque no lo merezca. Transcurridos diez minutos del segundo periodo Ónega hizo el empate con un gol directo desde el saque de esquina que terminó por sorprender a Edu tras rozar en Berrocal, encendiendo de nuevo el nerviosismo y los murmullos a Pasarón. El acta arbitral da el tanto a Ónega.

Antes el Pontevedra estuvo a punto de anotar el segundo en un remate de cabeza de Bruno tras falta lateral medida de Prosi que el omnipresente Isma Gil se encargó de desbaratar.

El Pontevedra se repuso bien del gol en contra y pronto tuvo en un cabezazo de Añón la primera posibilidad de deshacer el empate. Los granates siguieron a lo suyo, atacando y concediendo muy poco al rival, pero el nerviosismo generado en las últimas semanas hace que cualquier ocasión en la que el rival pase de medio campo con el balón controlado, encoja el corazón de cualquier aficionado. Algo que pasó tras una imprecisión de Adrián León en un saque de banda rival que acabó en disparo desviado visitante. Pese a todo, Edu apenas acumuló una intervención en todo el partido y el Navalcarnero se mostró en todo momento conforme con el empate.

Y no era para menos. Isma Gil pasará a la historia reciente del club como uno de los porteros que más intervenciones de mérito han acumulado en un partido en Pasarón. El cancerbero fue la auténtica pesadilla de los granates deteniendo todas y cada una de las acciones en las que conseguían ver puerta.

Las más claras llegaron a doce minutos del final. Primero Iván Martín remató abajo un centro de Álex González que obligo al meta visitante a tirarse a ras de suelo con reflejos. Luego, segundos después, fue Etxaniz el que se echó las manos a la cabeza al ver como Isma Gil volaba para sacar su remate de cabeza.

No estaba la tarde para una victoria granate y, aunque los méritos pontevedreses fueron suficientes para conseguir encontrarse de nuevo con un triunfo en casa, el gol se resistió durante toda una segunda mitad que terminó con dos intentonas de Mouriño desde lejos que no encontraron portería. Segundo empate consecutivo en casa y cuarta jornada seguida sin ganar para un Pontevedra que estuvo mejor en los primeros 45 minutos pero que mantuvo el partido controlado en todo momento.