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Un vestuario sano y lleno de amigos

La celebración del gol de la victoria ante el Tudelano fue la representación de la unión que existe entre todos los jugadores del Pontevedra - El grupo se hizo fuerte en los momentos más duros de la sequía goleadora

Montonera de jugadores del Pontevedra en el partido del domingo ante el Tudelano. // Rafa Vázquez

Cuando no hay egos en un vestuario y la humildad y el buen rollo son la tónica general en el día a día, es difícil que las cosas vengan mal dadas. La fortaleza y la unión del grupo en este Pontevedra son, junto al trabajo, el pilar fundamental para que el equipo esté donde está a estas alturas de la liga.

La celebración del tanto de la victoria que hizo el domingo Bruno ante el Tudelano en el minuto 95 es la representación gráfica de cómo es el vestuario del Pontevedra por dentro; una piña. Titulares, suplentes, sustituidos, cuerpo técnico y hasta jugadores no convocados se apiñaron en una montonera de alegría sobre la banda de tribuna para celebrar un gol que puede tener mucho más valor que el de un simple tanto.

Nadie quiso faltar en ese momento de explosión de júbilo. Luisito fue el primero en llegar al punto de celebración tras recorrer toda la banda corriendo al más puro estilo Guardiola en Stamford Bridge. Bonilla, Barco y Miguel saltaron desde la grada y Jacobo, Canedo o los miembros del cuerpo técnico Roberto Valdés y Moncho lo hicieron desde el banquillo. Ni siquiera el lesionado Dani Portela se quedó sentado ante la posibilidad de abrazar a sus compañeros tras la remontada más heroica de esta liga.

Fue un acto natural, espontáneo, que surge sin siquiera pensarlo en medio de la euforia de un momento en el que el contexto se olvida para dar rienda suelta a las emociones. Es, en definitiva, el verdadero espíritu del vestuario granate. Nada parecido a esos abrazos impostados que se pueden ver entre las grandes figuras de nuestro fútbol y que llegan después de ganar un partido para dar muestras de cara a la galería de que la convivencia entre los egos de las estrellas del equipo es perfecta, simulando una amistad ficticia.

"De la celebración del segundo gol no hay mucho que hablar, lo comentamos incluso en el vestuario al final del partido, la imagen habla por sí misma. Todos fuimos a la piña y juegue quien juegue todos animamos al equipo desde la misma forma aún estando fuera", dijo el capitán Adrián Gómez sobre la gran imagen del encuentro, que incluso ha protagonizado minutos de televisión a nivel nacional en el día de ayer.

La amistad y la gran comunión entre los jugadores del equipo se vio en ese gol. Pero también se vio claramente tras el partido anterior en casa, cuando después de ganarle al Valladolid B por 2-0, algunos miembros del primer equipo se juntaron para tomar algo en la terraza de una cafetería cercana a Pasarón.

Luis Aragonés, técnico con el que más se siente identificado el entrenador granate Luisito, consiguió con la selección española armar un grupo capaz de sobreponerse a todos los golpes de prensa y afición en la fase previa de la Eurocopa, para hacerse con el título en el año 2008. Y al igual que ocurrió con "la roja", el Pontevedra también ha sabido hacerse maduro y ganar en fortaleza de grupo cuando vinieron mal dadas, arropándose y defendiéndose los unos a los otros en esa larga sequía goleadora que coincidió con la ausencia de Mario Barco.

De nuevo sin el pichichi granate en el campo, el Pontevedra ha demostrado saber ganar marcar y ganar partidos sin su hombre gol y eso ha sido posible gracias al aprendizaje de los golpes anteriores.

Mucho más que fútbol

Esta temporada la unión de los jugadores del Pontevedra trasciende mucho más allá de lo futbolístico. La dirección deportiva ha conseguido conjuntar a una plantilla de caracteres compatibles que se cita también fuera del trabajo. Así, han cogido como rutina juntarse después del entrenamiento de los viernes, en el día en el que la carga de trabajo física es menor para llegar en buenas condiciones al fin de semana.

"Solemos juntarnos para mantener la unión viva. Aunque a veces no pueden venir todos, porque al final cada uno tiene su vida después del entrenamiento, procuramos estar juntos tanto los de aquí como los que han venido de fuera. Tenemos un grupo muy sano y mucho de esto también se debe a la directiva y al cuerpo técnico", comenta Adrián Gómez.

Otros de los momentos significativos y que hacen grupo dentro de la plantilla son los que se producen después de cada entrenamiento. Es en esos instantes cuando Luisito se cambia el mono de trabajo exigente e insistente de la sesión, por su versión más provocadora y bromista. El técnico granate comienza entonces a retar e incluso a apostar con algunos de sus jugadores por ver quien anota más faltas o golpea más veces el palo con el balón. Con esto consigue rebajar la tensión propia de los entrenamientos y, siempre en clave de risa, limar las posibles asperezas que pudieran haberse producido durante el trabajo del día.

El responsable de capitanear a este grupo humano de jugadores siempre ha sido además su máximo defensor. "Los futbolistas hay días que están bien y otros están peor, pero verlos en los entrenamientos lo bien que se llevan todos, es lo que más contento me pone. Aquí no hay rencillas de ningún tipo y todos se ayudan. Incluso se protegen y cuando yo les echo la bronca y le recrimino algo a alguno, otro siempre sale en defensa de él. Esta es la única manera de conseguir lo que estamos consiguiendo", dice Luisito de su plantilla, la que tiene a un paso de conseguir algo grande esta temporada a falta de siete jornadas.

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