El Celta volvió a protagonizar ayer en Ucrania otra gesta como la de Villa Park en 1998, de las que dan la vuelta al planeta fútbol, no solo por la sorpresa del resultado sino por la épica en el comportamiento de ambos equipos.

En esta ocasión, la víctima de los célticos fue el Shakhtar Donetsk. El campeón ucraniano estaba imbatido en su país y en Europa. Además, se presentaba a la cita en Járkov con un gol de ventaja, el obtenido la semana pasada en Vigo.

Todo estaba a favor del Shakhtar para clasificarse para los octavos de final de la UEFA Europa Leagua, cuyo sorteo se celebra hoy en Nyon. Pero el equipo del portugués Paulo Fonseca tropezó contra una roca, un rival que cree en imposibles, al que le sobra motivación para superar cualquier prueba, sin importar el contrincante y el lugar. De todo ello es responsable su técnico, Eduardo Berizzo, que entiende el fútbol como un deporte de pasión y locura. Así fue cómo se desarrolló el duelo de ayer en el estadio Metalist y que el Celta resolvió tras un gol en la prórroga de Gustavo Cabral, después de que Iago Aspas empatase la eliminatoria al transformar un penalti en el minuto 90.

El 0-2 en Járkov ya forma parte de la historia de un club que sigue peleado con los títulos, pero que ha protagonizados jornadas inolvidables de fútbol, en escenarios sagrados para el deporte rey como San Siro, Anfield, Santiago Bernabéu, Camp Nou, San Mamés o Vicente Calderón. Ayer se sumó Metalist, donde el excéltico Krohn-Dehli tumbó a Holanda en una Eurocopa.

Cuando nadie se lo esperaba, el equipo de Berizzo se presentó en tierras ucranianas con la convicción de que podía alcanzar por quinta vez en su historia los octavos de final de la UEL. Era consciente de la dificultad del reto ante un rival construido a base de talonario, con futbolistas brasileños de talento, como Taison, Fred, Marlos o Bernard.

Berizzo guardó una sorpresa para el once que presentó en el OSK Metalist. Dejó en el banquillo a Marcelo Díaz, que no vive sus mejores momentos deportivos, y le concedió un nuevo papel a Hugo Mallo. El capitán del Celta es otro multiusos: lateral, central, pivote y ayer sumó la función de interior derecho. Con la presencia en el once de Fontás, la gran novedad de los célticos, de Cabral y de Roncaglia, se especuló con la posibilidad de que jugasen tres centrales y dos carrileros o con Mallo de pivote defensivo. No fue así. El equipo vigués jugó con una defensa de cuatro, con Roncaglia y Jonny como laterales. Y ante la ausencia del sancionado Radoja, Pablo Hernández y Wass tuvieron que ejercer como mediocentros, con Mallo escorándose a la derecha y formando una doble pareja de delanteros con Aspas y Guidetti, mientras Pione Sisto se lanzaba a la carrera por el carril izquierdo.

Shakhtar y Celta plantearon un partido a tumba abierta, sin la pausa del juego en el centro del campo, buscando las porterías y derrochando muchas energías en presionar, en pelear los balones divididos, con Guidetti como estrella, y en buscar el gol. Taison fue el primero en disparar. Respondió Aspas con una rosca que se fue rozando la escuadra. Llegó el momento de los porteros, con Sergio Álvarez y Pyatov como estrellas de sus equipos. Dos goles de Aspas evitó el portero ucraniano. Otro tanto consiguió Sergio Álvarez en una primera parte frenética, sin pausa,jugada hasta la extenuación.

El descanso le sentó peor al Celta, al menos en los primeros minutos. El Shakhtar apretó en busca del gol que dejase decidida la eliminatoria, pero Fred y Blanco Leschuv, en varias ocasiones, se toparon con los guantes del Gato de Catoira.

Entonces, Berizzo apostó por Jozabed, que sustituyó a un Roncaglia amenazado por la segunda tarjeta amarilla.Con el sevillano en el campo, el Celta dominó a un rival que comenzaba a dar síntomas de cansancio, de la falta de rodaje de pretemporada. Sin embargo, a los gallegos les fallaba la puntería.

El árbitro acertó al anular un gol a Kovalenko por fuera de juego y fue generoso con el Celta en la jugada en la que Guidetti cayó en el área antes de que Pyatov llegase a tocarle. El equipo de Berizzo ya jugaba a la desesperada, pues se le agotaba el tiempo y su participación en Europa. Pero la fe de los célticos mueve montañas y cuando se cumplía el minuto 90 llegó la pena máxima que Aspas se encargó de transformar en el 0-1 y llevar la eliminatoria a la prórroga.

El compromiso de todo el equipo ponía al Celta en ventaja anímica para que Cabral rematase la faena histórica con un tanto a la salida de un córner a fatal de 13 minutos.