La Sociedad Deportiva Teucro conquistó ayer en el Municipal una victoria (27-25) de esas que al final de una temporada marcan la diferencia entre ser o no campeón. Los jugadores que entrena Quique Domínguez se toparon en el Torrelavega a un auténtico hueso que les puso en serios aprietos y, gracias a una defensa muy agresiva, mantuvo el pulso hasta el final del partido demostrando por qué es el segundo mejor visitante de la liga tras los azules.

Partido de poder a poder en el que ambos equipos ofrecieron una lucha muy igualada en la que al Teucro le costó empezar a sentirse cómodo hasta bien avanzada la primera mitad.

En ese dominio relativo de los locales, eran los azules quienes mandaban por escaso margen en el marcador a partir de la remontada del tanto inicial visitante. Los de Quique Domínguez supieron adaptarse en un primer momento al juego que le plantearon los cántabros, con jugadas más largas y corriendo menos de lo habitual mientras se topaban con unos primeros minutos pletóricos del meta del Torrelavega, Luis de Vega.

Pero no fue hasta la recta final de la primera parte cuando el Teucro consiguió decantar más el partido a su favor. Y lo hizo además siendo más fiel al estilo que les ha llevado hasta lo más alto de la clasificación. El equipo azul se benefició de una laguna ofensiva visitante para conseguir la ventaja máxima hasta entonces (15-11) y empezar a encarrilar la contienda a escasos segundos del descanso.

La brecha en el marcador no amedrentó ni mucho menos al Torrelavega, que tras unos primeros 10 minutos de mayor igualdad acabó empatando el partido (23-23) apoyándose en su duro entramado defensivo. Los visitantes no consiguieron adelantarse en el marcador pero en todo momento hicieron sentir su aliento en la nuca teucrista para dejar claro que la victoria tendría que llegar sudando y sufriendo en los dos lados de la pista.

Los pequeños detalles fueron los que terminaron por decantar el choque. En primer lugar el Teucro supo gestionar bien las inferioridades en los compases finales apretando en defensa y arriesgando en ataque a través de un Pichel que ayer resultó clave con sus lanzamientos lejanos. Consiguió goles en momentos especialmente claves del partido. Y en segundo, Javi Santana estuvo providencial al detener un penalti a José Carlos Hernández a falta de dos minutos y con 27-25 en el electrónico.

La victoria se quedó finalmente en casa gracias al enorme esfuerzo defensivo de los de Pontevedra, que no hicieron ninguna concesión en los últimos dos minutos para encadenar su partido número 17 sin perder ante el mejor equipo que ha pasado por el Municipal esta campaña con permiso, eso sí, del Cisne en el derbi local.

Al final del partido los jugadores le brindaron la victoria a su capitán Carlos García, que ayer estaba de celebración al cumplir 30 años.