Ejerció como gran defensor, pero además sentenció el partido con un libre directo. Bonilla elevó la figura del lateral al máximo exponente. Su banda fue un cerrojo y, a nivel ofensivo, generó constante peligro cada vez que subió. Hasta que, poco después de la hora de juego, se atrevió a lanzar directo un tiro libre desde más de 30 metros. Su disparo, duro y lleno de veneno, acabó sorprendiendo a Montiel y convirtiéndose en el 0-2 que dejó el partido finiquitado. Fue su cuarto tanto del curso en los 17 partidos que ha disputado, lo que le dispara como segundo máximo goleador del equipo. Una vez más, el zaguero de Soria fue decisivo en ataque gracias a su zurda de oro. La estirpe de laterales izquierdos con buen golpeo sigue dando que hablar en Pontevedra.