Carles Aleñá es el futbolista del que más se está hablando estos días en la prensa nacional. La última perla de la factoría del FC Barcelona a la que el entrenador Luis Enrique ha dado la opción de jugar en partido oficial con los mayores. Lo hizo en Copa del Rey y aprovechó muy bien sus minutos para hacer el gol del empate culé ante el Hercules.

Como tantos otros jugadores de fútbol, Aleñá tiene este deporte en la sangre ya que es hijo de futbolista y fue precisamente su padre Francisco Aleñá quien actuó de mentor de la nueva promesa de la cantera culé.

El ahora padre orgulloso del último goleador blaugrana, fue en el pasado un jugador más de la plantilla del Pontevedra CF. Fue en la temporada 1988-1989, última del Pontevedra en Tercera antes de que esta categoría pasase a denominarse como la actual Segunda División B.

A Aleñá le tocó vivir una temporada muy dura en la que su equipo no colmó los objetivos de ascenso marcados, terminando la campaña en la sexta posición, si bien pudo disfrutar de los consejos desde el banquillo de un ilustre del fútbol mundial como es el argentino Héctor Rial. Francisco Aleñá solo permaneció una temporada en Pasarón y tras un curso lleno de turbulencias abandonó la ciudad lerezana con destino Lleida.