- ¿Cuánto está incidiendo en el trabajo psicológico estas semanas?

- Estamos incidiendo mucho en eso. Nos molesta llevar siete partidos sin ganar, pero recalco que estamos en la mitad de la tabla y queda mucha liga. La situación de momento no es ni mucho menos complicada para el objetivo que tenemos. Lo que intentaba trabajar con los jugadores es demostrarles que son mejores que lo que demuestra este tramo de resultados para que sigan confiando en ellos. Estaba más que hablado todo. Yo me veía con fuerzas para tratar de ir a remontarle al Arenteiro y en 25 minutos ya no es que tirásemos el partido, es que empezamos ya a perder el de Moaña. Es muy grave, la gente no puede perder los nervios y empezar con otro partido personal y batallitas personales que no te llevan a ningún lado más que a empeorar la situación y dejar en peor situación al equipo.

- Ahora vienen cuatro jornadas seguidas que se pueden catalogar de "vuestra liga" y primero un duelo especial para usted al ser de Moaña.

- Me da rabia hablar de "nuestra liga" porque, sin ser un equipo increíble, sí confío mucho en mis jugadores para competirle a todos nuestros rivales. El Arenteiro llegó líder en solitario y le supimos jugar durante esos 70 minutos, no le tenemos miedo a ningún rival. Ahora toca Moaña, es una semana distinta porque tengo muchos amigos aficionados, directivos y jugadores allí, pero vamos a por los tres puntos.