El carácter de David Añón sorprende en la cercanía. Su humildad alcanza magnitudes poco habituales en el mundo del fútbol. Educado, pero no falto de voz propia, construye sobre una aparente timidez la personalidad que le permite atreverse a hacer cosas distintas con el balón. Frente a un estadio nervioso, el chico humilde parece tranquilo. Cuando se le pregunta por su condición de hombre de moda responde sobre lo buenos que son sus compañeros. Cuando se le habla de si piensa en volar alto, dice que se centra en este año, en Segunda B. Disfruta jugando al fútbol y está haciendo disfrutar a la parroquia granate.

- Sonaron muchos nombres durante el verano, algunos con cierto brillo de fama, pero usted parece haber emergido entre todos como el gran fichaje ¿Es consciente de haber sorprendido?

- A ver, yo tuve claro desde el primer momento en que me llamó el Pontevedra que era mi primera opción, porque es un club mítico de Galicia y es muy complicado decirle que no. Y bueno, una vez que se hizo el fichaje, mira, muy ilusionado desde el primer día. Estoy muy contento con la adaptación que estoy teniendo desde el principio tanto al club, como al entrenador y los compañeros

- Le hemos visto jugar en una banda y acompañando en la punta del ataque a Mario Barco ¿Dónde cree que da lo mejor de sí mismo?

- La verdad es que desde el primer minuto el míster me dijo que me iba a utilizar en todas las posiciones de arriba. Para mí, la verdad, no es desconocido cualquiera de estos puestos del ataque. Sinceramente, yo donde el míster diga. Hay gente que prefiere jugar en la derecha o en la izquierda, a mí me da igual. Prefiero que elijan los demás compañeros y en lo que sobre me pongo yo (sonríe), que estoy acostumbrado a jugar en cualquiera de esos sitios. Para mí lo importante es jugar

- Si el puesto le da igual ¿qué prefiere hacer el gol o dar el pase?

- Pues la verdad es que desde pequeño alterné las dos posiciones. Hubo años de jugar más en punta y meter 15 goles y años de jugar en banda y meter 5 o 6. La verdad es que yo con tal de jugar y aportar al equipo, el gol no es algo que me obsesione. Pudiendo aportar lo que sea, estoy contento.

- Oiga, ¿qué les pasó frente al Celta B? ¿Cómo ha caído ese resultado en el vestuario?

- No estuvimos nada bien. Salimos muy bien los primeros quince minutos de partido, en los que el Celta B era incapaz de hacernos daño; pero a raíz de la expulsión creo que no supimos leer el partido. No fue nuestro día. Creo que nos mostramos muy competitivos en todos los partidos que jugamos, imagínate cómo nos cayó este. Ver este último partido, que nos dejó a todos con muy malas sensaciones? Lo más importante y lo único que nos queda ahora es trabajar lo máximo posible, como hasta hemos venido haciendo, e intentar demostrar en el próximo partido que fue solo un tropiezo, un mal día, y que el equipo va a seguir en la línea en la que estaba.

- Ha dicho en otras ocasiones que trabajar con Luisito es una de las principales razones por las que decidió fichar por el Pontevedra ¿Qué le aporta él?

- El 70% u 80% de mi fichaje por el Pontevedra vino motivado porque yo quería trabajar con él. Sabía, por haber hablado con otra gente, que era un entrenador muy exigente, que muchas veces te lleva hasta el límite, pero también que saca lo mejor de ti. Él exprime a los jugadores a los jugadores al máximo. Yo tenía muchas ganas de trabajar con él y estoy encantado. Por el trato personal, que es excepcional, y por la intensidad que imprime a la hora de trabajar en cada partido y en cada entrenamiento. Hace que sea muy sufrido, pero que disfrutes mucho.