A su madre, Gena, le entra la risa cuando le hablan de Michael Phelps. Después contesta: "Es un orgullo, es todo". Todo es Antía, la hija de 17 años, que ha acostumbrado a su familia a viajar por todo el globo terráqueo detrás de cada una de sus gestas. La semana pasada, en el Campeonato del Mundo Junior de Salvamento Deportivo, Antía logró el más difícil todavía al colgarse del cuello cinco medallas, dos de ellas de oro.

En las ciudades de Eindhoven y Noordjwik, en Países Bajos, Antía compitió bajo la bandera de la selección española y la de su club, el Club Acuático Umia. Orgullo de ambos, la joven gallega lideró la clasificación final en 50 metros rescate de maniquí y 100 metros rescate con aletas. "Es algo único, son momentos de mucha tensión y muy emocionantes", explica su madre recordando los últimos instantes de las pruebas, antes de conocer a la vencedora.

Su hazaña no se detuvo ahí. Antía se hizo también con dos platas y un bronce en especialidades como la competición por relevos, junto a sus compañeras del combinado nacional.

En una de las pruebas que mejor se le dan, Antía se lanza al agua para bucear 50 metros hasta el fondo de la piscina. Allí rescata a un maniquí de 80 kilos de peso con el que regresa al punto de origen. Batió a todas con suficiencia para hacerse con el oro en Holanda.

Las vacaciones de la familia, de sus padres y su hermano pequeño, las planifica en realidad Antía, con sus campeonatos, admite su madre. Pero que lo haga "es un orgullo", insiste, "nos adaptamos a lo que haga falta". Con oro, plata y bronce en su medallero particular, ahora la joven planifica sus estudios. Si fuera de Australia, cuenta su madre, su talento en el agua le daría para vivir. Aquí es más difícil, por eso empieza este año a estudiar INEF.