Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Chus Lago: "En la Antártida y en el Everest la conquistada fui yo, el paisaje te pone en tu sitio"

La aventurera liderará otra expedición para recorrer Groenlandia con otras tres mujeres

Chus Lago, con su libro "Sobre huellas de gigante". // Rafa Vázquez

Después de ser la tercera mujer en subir sin oxígeno el Everest, en 2008 Chus Lago (Vigo, 1964) cambiaba la montaña por el Polo Sur geográfico para completar una dura travesía en solitario en el que durante 59 días se enfrentó a casi 1.200 kilómetros en unas condiciones durísimas que le llevaron al límite de sus propias capacidades psíquicas y físicas siguiendo los pasos de grandes aventureros como Amundsen o Scott. Una odisea recogida en primera persona en el libro Sobre huellas de gigantes que ayer presentaba en Pontevedra.

- En su libro recoge su aventura recorriendo el Polo Sur. ¿Qué reto le resultó más complicado, recorrer el Antártico o escalar sin oxígeno el Everest?

- No lo sé. El Everest es más técnico, una escalada más al límite, pero dos meses sola con trineo es algo muy especial. Son muy diferentes, el Everest su dureza es prácticamente deportiva mientras que la expedición por la Antártida es 100% deportiva y mental porque no tienes un descanso.

- ¿Qué metas le queda después de conquistar el punto más alto y el que está más al sur del planeta?

- No me gusta hablar de conquista. Tanto en la Antártida y en el Everest, la conquistada fui yo, el paisaje te ponen en tu sitio. Esa es la sensación, por la naturaleza, tan bonito todo, un paraje tan indómito te pone en tu sitio. Cuando hice la Antártida tuve la sensación de satisfacción, de haber hecho cuanto quería hacer y no me puse más retos ni metas. Ya fue una expedición donde me mostré hasta donde podía llegar, pero cuando acabé el libro me dije que algo más habrá y surgió otro reto de defensa del medio ambiente y de expedición con mujeres. Hoy (por ayer) saldré a entrenar con ellas y es muy ilusionante. Ya recorrimos Laponia, fue bonito porque fue duro y acabamos satisfechas.

- ¿Qué reto en el que se preparan ahora?

- Queremos atravesar Groenlandia. Cuatro mujeres atravesando Groenlandia para llamar la atención sobre el cambio climático.

- Del Polo Sur al Polo Norte...

- Es una experiencia que resulta fundamental. De otro modo no me atrevería a liderar una expedición con otras tres mujeres, porque son deportistas de elite pero de otras disciplinas.

- En este caso estará acompañada, ¿cómo vivió el reto en la Antártico sola?

- Tenía que ser sola. Mi mayor motivación era realizar esta travesía en solitario. Es lo que le daba carácter a lo que quería hacer. Lo que supuso un problema no es ir sola, sino las condiciones climáticas, la dureza del lugar y la monotonía. Estás caminando por una zona llana, aunque sean 100 o 1.000 metros, es todo igual. En la montaña es totalmente distinto, porque cada día ves algo diferente y además ves la cima, es motivante, tienes un campamento base para descansar, estás concentrado en eso. En el desierto blanco llega un punto en el que tienes que desconectar porque sino te vuelves majara de lo repetitivo que es. Es repetitivo lo que haces y el paisaje, lo que da lugar una monotonía que requiere mentalmente mucho esfuerzo para poder afrontarlo. En el desierto blanco vives una monotonía que te resulta aplastante.

- ¿Cómo era el día a día en su expedición en el Antártico?

- A la hora de hacer el petate, tenía que llevar las cosas que deberían ser imprescindibles. Las justas La experiencia te dice cosas. Por ejemplo me volaron las esterillas. Otra cosa que se diferencia con la montaña es que dependes de la tecnología, por ejemplo el GPS. Llevé tres por si se estropeaba, las pilas se descargan, el panel solar que te permite conectar el teléfono satélite y con el frío se estropeaba todo, porque no están pensados para el frío por lo que tenía que tenerlos cerca del cuerpo para calentarlos con el calor corporal. Como si fuera una gallina encubando aparatos. También los medicamentos y con cuidado de que no volaran las manoplas, las gafas. Con los vientos catabáticos cualquier cosa te sale volando. Perdí unos pantalones, unas gafas, las esterillas... Es muy fuerte el viendo ahí.

- En el libro recuerda también a Merabm, su compañero fallecido en el 2005.

- Merabm está e todo el libro. No quería en la expedición tenerlo presente. Estaba obligada a convivir conmigo misma. Era pensar en cosas tristes y me iba al suelo. No quería que fuese un recuerdo triste. Esta expedición me sirvió un poco para eso. No nos damos cuenta pero en el día a día no tenemos tiempo para arreglar los desbarajustes que tenemos en la vida. La vida cotidiana te deja que te escondas, porque tu trabajo te absorbe, porque vas a la compra. Allí no. No tienes elementos que te distraiga. Allí empiezan a aparecer cosas y no tienes forma de escaparse de eso, por eso es también un ejercicio tanto físico como mental como ningún otro.

Compartir el artículo

stats