El Pontevedra llega al encuentro de mañana ante el Coruxo en un momento delicado de cara a puerta. Los granates sólo han visto puerta en dos ocasiones (2-2 ante Lealtad) en los últimos cinco partidos de liga, una situación calcada a la vivida meses atrás cuando una victoria por 3-1 en Pasarón frente al mismo equipo vigués permitió a los de Luisito abandonar puestos de descenso e iniciar su particular remontada.
Carnero, quien fue pichichi del equipo en las últimas dos campañas, se pasará un largo tiempo en el dique seco por culpa de una lesión muscular en el gemelo que le dejará fuera de juego por un mínimo de dos semanas. Si bien el vigués no estaba cuajando hasta ahora una temporada espectacular en cuanto a cifras goleadoras (tres tantos anotados), sí estaba resultado de gran ayuda en todo ese trabajo sucio de fijar a los centrales para favorecer el juego eléctrico de su compañero en la línea de ataque.
Por otro lado la buena noticia está en que Adrián Mouriño, segundo máximo goleador del equipo, ya entrena junto a sus compañeros con normalidad y estaría listo para volver a jugar en cuanto su entrenador lo considere oportuno. No hay que olvidar que el mediapunta se pasó varias semanas parado y sin poder realizar cualquier esfuerzo físico por culpa de una complicada operación de apendicitis.
Al otro lado de la AP-9 la situación goleadora tampoco es más favorable. Los vigueses llevan anotados los mismos goles que el Pontevedra en las últimas cinco jornadas (casualmente las que ambos llevan si ganar). Además han perdido a un jugador importante de la linea de ataque como Salinas en este mercado invernal, quien sin ser titular indiscutible llevaba anotadas seis dianas en la primera parte de la competición.
Pontevedra y Coruxo solo se han enfrentado una vez en Segunda B en el campo de O Vao. Fue durante la campaña 2010-2011 y el resultado fue de empate a uno en un encuentro en el que primero Dani Pendín adelantó al Pontevedra y posteriormente un jugador que en Tercera sería delantero granate como Richi estableció el definitivo empate. Fernando Castro Santos era el entrenador lerezano en aquella campaña en la que el equipo acabó perdiendo la categoría doce jornadas después.
