En un duelo espeso, frente a un adversario incómodo y sumamente combativo, el Celta sumó ayer un punto de oro. El equipo de Berizzo no logró pasar en Ipurúa de un empate que le apea del liderato, ahora en manos del Villarreal, pero al que hay que dar mérito en las difíciles circunstancias en que se desarrolló el choque, con un tempranero gol en contra de Borja Bastón, y los problemas que le planteó el rival, que llevó el partido a su terreno y dejó muy poco margen de maniobra para que el Celta desplegase su juego de ataque.

Más que el juego, que no fue brillante, destaca la fe mostrada por el conjunto vigués para remontar y la ambición puesta por el técnico celeste para rescatar cuando menos se esperaba un punto que permite a los celestes mantenerse invictos en puestos de Liga de Campeones, igualados a puntos con el Real Madrid, que ayer tampoco fue capaz de pasar del empate frente al colista en el Santiago Bernabéu. El duelo deja también buenas sensaciones con los debutantes Bongonda y Dejan Drazic, que firmaron una actuación prometedora.

Después de dos intensísimos enfrentamientos ante el Barcelona y el Sevilla, Berizzo decidió refrescar ligeramente el equipo con un cambio por línea. El técnico céltico había previsto que Planas, el Tucu Hernández y Guidetti entrasen por Mallo, Wass y Iago Aspas, pero el sueco se vio afectado por una gripe y fue sustituido a última hora en el once por Bongonda, que arrancó desde la banda derecha. Nolito se mantuvo arrimado al flanco izquierdo, mientras que los dos chilenos, Orellana y el Tucu, se alternaron como hombres más adelantados en el centro del ataque.

No fue la ausencia de Guidetti el único problema que trastocó los planes de Berizzo. Antes de darse cuenta de que el partido estaba en marcha, el Eibar le asestó una cuchillada. Ocurrió en el minuto 2 de juego, tras un córner botado por Saúl Berjón que Borja Bastón empujó al fondo de la red en boca de gol tras recibir el balón peinado del primer palo. El conjunto armero sacaba así muy pronto un enorme partido a una de sus especialidades, las acciones de estrategia, que le han reportado ya cuatro goles (los cuatro desde la esquina) esta temporada.

Al Celta le costó algunos minutos en digerir el golpe, pero no tardó en reaccionar, aunque más gracias a la calidad individual que a un plan de acción conjunto. La mejor acción la protagonizó Bongonda, que acarició el empate. El belga robó de cabeza en el medio campo, avanzó con velocidad en campo armero y se plantó en dos zancandas frente a Riesgo. Infelizmente, ajustó con cierta dificultad el remate, que el portero del Eibar desvió con una mano providencial.

No mucho después fue el Tucu Hernández el que cortejó el gol tras un buen centro de Jonny que el argentino-chileno cabeceó desviado a la derecha del portal armero. El Celta dominó sin inquietar. El cuadro vigués trató de adueñarse del balón y darle sentido al juego pero tropezó con un rival muy pegajoso, agresivo a la vez que bien plantado, que estuvo muy encima del juego y dificultó notablemente a los de Berizzo la circulación de la pelota, bien cerrando las líneas de pase, bien cortando el juego con faltas tácticas.

Con el paso de los minutos, el equipo de Mendilibar fue ganando presencia en el partido con un par de peligrosas contras que el Celta consiguió abortar antes de que el rival pudiese armar el disparo. Solo el excéltico Adrián González consiguió conectar antes del descanso un remate que Sergio atrapó sin inmutarse.

Tras el primer acto, Berizzo decidió fortalecer al ataque con la entrada de Iago Aspas, que suplió al Tucu. El moañés ocupó la punta de ataque por delante de Orellana con Nolito y Bongonda en los flancos en una disposición de piezas más natural, que mejoró demasiado las prestaciones del ataque celeste, aunque no de forma inmediata. Orellana se acercó al empate con un latigazo desde la frontal que salió ligeramente desviado a la derecha de la portería de Riesgo.

Pero también estuvo cerca de marcar el Eibar, primero con un remate alto del japonés Inui tras un centro-chut de Borja Bastón y luego con un trallazo del goleador armero en el que Sergio voló para desviar a córner con una mano salvadora.

El duelo tuvo también espacio para la polémica al obviar Pérez Montero dos manos en el área armera que el colegiado andaluz interpretó como involuntarias.

Pasada la hora de partido, Berizzo hizo ingresar en el campo a Wass y el Celta fue poco a poco ganando metros hacia la portería rival. Pero no fue hasta que Berizzo quemó su último cartucho ofensivo con Drazic, que entró por Bongonda, cuando el Celta encontró el camino del gol. Lo hizo en una acción fulgurante protagonizada por Jonny, que tardó en tomarle la medida a la banda derecha y Iago Aspas. El de Matamá puso un perfecto centro al cogollo del área que el moañés convirtió en el empate con un remate en carrera sobre la misma línea de gol.

El tramo final fue del Celta, que cercó la meta de Riesgo en busca del triunfo, pero se encontró con un rival sólido y solidario, que ya no ofreció más grietas.