El Pontevedra cae en la trampa
Los granates encajan un gol a falta de seis minutos del final ante un rival que lucha por salir del descenso - El equipo, tras jugar una floja primera parte, encajó el tanto cuando más próxima parecía su victoria
área 11 | Pontevedra
El Pontevedra frena su racha con un único gol que el Boiro firmó a seis minutos del final del partido. Y todo cuando más cerca parecía que estaba la victoria de los granates. Lo había advertido Luisito, pero de nada sirvió. Era un partido trampa, frente a un rival malherido y todas esas premoniciones se tornaron en sensaciones. Al final quedó de manifiesto que no era una pose de cara a la galería y que el hecho de que el líder se midiese ante un Boiro en la antepenúltima plaza no era sinónimo de partido fácil. La derrota, de todas maneras, es de mayor gravedad para el orgullo de los granates que para su condición de referentes de la categoría. Mantienen aún con este tropiezo una ventaja de ocho puntos con respecto al Cerceda, que ayer solo pudo empatar. Esa herida moral ya tenía sus antecedentes por gol en propia puerta en Pasarón que permitió al conjunto coruñés anotarse una victoria en Copa Federación.
Las preocupaciones con las que llegaban Luisito y los suyos a este encuentro ya se se materializaron desde el principio, cuando el elevado ritmo del equipo local obligó al Pontevedra a adelantar sus líneas y a bajar al barro. Tardaron en llegar las oportunidades porque el partido tuvo muchos cortocircuitos en el centro del campo, pero la primera, cumplida la primera media hora de juego, fue para el Boiro, que se encontró sin embargo con las manoplas de Edu para evitar el gol. Cuatro minutos después llegaba el turno para el Pontevedra, que en un despiste del portero local, estuvo a punto de marcar por medio de Carnero.
La hegemonía sobre el terreno de juego era granate. El equipo siguió mandando hasta el final del partido, pero su dominio resultaba estéril porque el Boiro sabía ocupar a la perfección los espacios y anulaba la creatividad de los de Luisito. Así, los pontevedreses terminaban por resultar planos y estériles en su fútbol, sin que los mediocampistas consiguieran enlazar con sus delanteros, que prácticamente pasaron inadvertidos a lo largo de la tarde.
Rectificaciones
Era evidente que a Luisito no le estaba gustando lo que veía ante sí. Así que tras el descanso decidió recomponer el equipo y un sistema con doble pivote que estaba resultando poco eficiente. Luisito dio entrada a Jorge Rodríguez por Jacobo. Y el equipo mejoró. Empezó una tendencia con la que fue a más y que solo se detendría cuando el tanto local cayó como una losa. El Boiro acusaba el esfuerzo realizado en el primer tiempo y el equipo granate, con más fuerza y más calidad también en sus futbolistas, fue avanzando con la intención de cobrar ventaja en el marcador.
Los anfitriones habían definido su estrategia sin disimulo, esperando en su campo y aguardando la oportunidad para alguna contra. Sin demasiados riesgos, esperando robar algún balón para sorprender al Pontevedra cuando estuviera descolocado. Pero el Pontevedra monopolizaba el balón y el Boiro apenas tenía salida. Difícilmente imaginaban los locales que tendrían tanto premio cuando peor se las estaban viendo.
De hecho, el definitivo 1-0 se produjo cuando más estaba atacando el Pontevedra. El Boiro marcó por medio de Rubén Márquez. Justo un minuto antes el equipo granate había enviado un remate al palo. Se pasó así del posible 0-1 al 1-0. Todo un mundo. Y con ocho minutos por delante, una misión más que complicada frente a un Boiro atrincherado en su área que apenas concedió ni una sola oportunidad a un Pontevedra que se fue con la cabeza baja de Barraña. El resultado pudo ser aún más doloroso para el Pontevedra, ya que en el descuento Armental falló una clara ocasión solo ante Edu.
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