Cuando se sufren las victorias en deporte saben mejor. Este Teucro se está abonando al sufrimiento, al menos en sus compromisos a domicilio. Como ya sucediera en pistas importantes como Antequera y Barakaldo, Valladolid fue tomada por los teucristas con una victoria por la mínima (30-31). En esta temporada ya han caído rivales fuertes en la lucha por el ascenso, pero el de ayer era el partido contra el máximo aspirante al ascenso, el "ogro" de la Liga. Como en el deporte no hay nada escrito, fue el Teucro el que hizo pasar una mala noche a los vallisolitanos.

El ambiente era de partido grande. El Atlético Valladolid, heredero del Valladolid que había dominado la Asobal en la década pasada de la mano del histórico técnico Juan Carlos Pastor, quería que el Huerta del Rey fuese un infierno para los Pontevedreses. Durante la semana hizo una campaña especial para llenar el estadio y el Teucro respondió organizando un viaje para los aficionados pontevedreses. En total fueron unos 40, contando con la directiva, pero se hicieron notar entre el griterío local. Los ingredientes para la fiesta estaban asegurados tanto en las gradas como en la pista.

La primera mitad ya fue un anticipo de lo que luego sería buena parte del partido. Alternativas constantes y ventajas mínimas para uno y otro equipo, sin que ninguno consiguiese despegarse en el marcador. Los pontevedreses empezaron pisando el acelerador y con esa marcha extra que tienen se distanciaron a los 3 puntos de diferencia (4-7) en el minuto ocho. Pero el Valladolid supo reaccionar y en el minuto 23 obtuvieron su máxima diferencia. Fue entonces cuando Pumar puso la velocidad logrando establecer el empate a 18-18 en el descanso.

Después de una gran primera parte Amérigo en la portería, entró Iago Gómez que estuvo a un nivel espectacular, siendo sus paradas clave para lograr la ventaja del Teucro. De nuevo, entre el minuto 6 y 13, los pontevedreses fueron con todo, logrando un parcial de 3-6 logrando una renta de tres tantos. Fue entonces cuando se vio a un Valladolid que más presionó a los árbitros y que se empleaba con verdadera dureza sobre el Teucro.

Con la madurez que caracteriza a este equipo, con un banquillo que rugía como todo el estadio juntos, los teucristas fueron jugando con el tiempo desde el minuto 50, cuando los locales se fueron poco a poco acercando. El Teucro sigue soñando con la Asobal.