Lupe Murillo se descarta como candidata a la presidencia del Pontevedra, al menos a corto plazo, al carecer del apoyo del mayor accionista y exmandatario granate, Nino Mirón. Asegura que su visto bueno es el único que le ha faltado y dice que sin este beneplácito no tiene sentido ponerse al frente de la entidad. "El único apoyo que no he encontrado es el suyo; él sabrá qué quiere hacer con el club", indicó ayer en Pasarón. "Mi disponibilidad ha sido total, pero no para ser intermediaria ni escudo de nadie", remacha. Su solución para encontrar la estabilidad y viabilidad de la entidad pasa por convocar elecciones antes de que acabe el año.

La empresaria pontevedresa decidió romper su silencio acerca de la posibilidad de tomar las riendas, algo que ha estado encima de la mesa a lo largo de los últimos meses. Cuando más cerca parecía el relevo, Murillo rechaza esa opción. "No lo seré a cualquier precio", dijo, evidenciando un profundo malestar y enfrentamiento con quien tiene la mayoría de las participaciones del Pontevedra y, por lo tanto, el verdadero control. "Mi apoyo al Pontevedra es incondicional, pero solo al Pontevedra", subrayó. En la polémica que le enfrenta a Mirón, no quiso aclarar hasta qué punto tiene que ver unas deudas económicas que el constructor tendría con ella. En cambio, le acusó de haber realizado "una gestión nefasta" durante sus años de mandato.

En cualquier caso negó lo que "interesadamente" dijo hace unas semanas el exentrenador de los granates y ahora abanderado del movimiento Acción Granate, Alberto Argibay, en relación a que había interpuesto personalmente una demanda contra Mirón con la intención de hacerse con sus acciones. De Argibay dijo que "no merece" sus "respetos y que ella no compite "con gente que aún tiene que demostrar sus capacidades de gestión".

Murillo insiste en la necesidad de encontrar una estabilidad en el club que ponga fin a que "esto sea solo un conjunto de intereses". Asegura que estará dispuesta a ponerse al frente siempre que se lo pidan y que se den esas circunstancias de equilibrio de las que ha hablado: "Ahora no se han dado; Nino Mirón es el máximo accionista y es él y el resto de accionistas mayoritarios quienes deben decidir quien va a dirigir el club". De ahí su propuesta de una convocatoria de elecciones sobre la que ya ha avanzado que es una idea que no todos comparten en el consejo de administración al que se ha incorporado recientemente tras meses como asesora de la entidad. "Propondré la convocatoria cuando las cuentas estén cerradas y analizadas, es lo más razonable", asegura, argumentando que "aquí hay que alcanzar una mayoría estable que permita dirigir el club varias temporadas". Aunque dice que nunca ha presentado un proyecto para ponerse al frente, sí tiene claro que, llegado el caso, las máximas serían "prudencia, equilibrio presupuestario, austeridad y ambición". Todo para, en lo deportivo, "sin fijar plazos, sin prisa pero sin pausa, estar al menos en Segunda División". Insiste en que si en algún momento se pone fin a las "diferencias irreconciliables" que ahora hay, acudirá a la llamada del Pontevedra. "Sé que no lo haría mal, incluso bien, pero no a cualquier precio", reiteró, puntualizando: "Si quiero mañana soy presidenta".

Murillo desarrolló durante casi tres cuartos de hora su exposición de la situación actual del club. Todo en un tono que no era el que le "pide el cuerpo". "No quiero hacer daño a nadie a pesar de que muchos se lo merecerían; intentaré ser elegante", dijo. Eso sí, advirtió de que las declaraciones "más cañeras" podrían quedar para otra ocasión.