La iglesia conventual de San Francisco celebró durante la tarde de ayer una misa en memoria de Abel Alonso, el alpinista vigués y afincado en Pontevedra que desapareció la pasada semana tras hacer cumbre en el Gasherbrum I, a 8.068 metros de altura.

Numerosos amigos y familiares del montañero abarrotaron el templo para celebrar un acto religioso en recuerdo de un hombre "amante de la montaña", de quien tanto sus compañeros del Servicio de Rehabilitación del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra como los de la facultad de Fisioterapia destacaban su calidad humana y profesional.

Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue cuando un familiar del montañero tomó la palabra para rememorar la vitalidad de Alonso, así como la calidad humana que desprendía. Todos coincidían en que el alpinista amaba la montaña.

Además de la decana de la facultad de Fisioterapia, Eva María Lantarón, que lo calificó como un "compañero que no vamos a olvidar", sus compañeros del CHOP también quisieron recordar la figura del alpinista y manifestar su cariño a la familia con comunicado que concluía con una emotiva frase: "El alpinista es quien conduce su cuerpo allá donde un día sus ojos soñaron".